Imagina estar dándote una vuelta por internet y encontrar tu propio salón ofertado para los turistas. Esto, por supuesto, sin que tengas idea alguna de lo que está pasando. Hace años nos podría parecer totalmente inverosímil, una historia de película. Sin embargo, hoy en día, plataformas como Airbnb hacen que leamos esta noticia sin extrañarnos lo más mínimo. Bueno, realmente la cosa no es culpa de la plataforma, sino de la cara que se gastan algunos.
Esto es lo que le ha pasado a Montse Pérez, propietaria de un piso de La Barceloneta. Imagina la sorpresa cuando tras hablar con el inquilino por un tema del alquiler y decirle este que se encontraba en el extranjero de forma indefinida encontró toallas tendidas en el balcón de su piso. Extrañada, preguntó a los vecinos, quienes le comentaron que por ahí no paraban de entrar y salir personas con maletas. Miraron en Airbnb y allí encontraron su piso, ofertado en 200 euros por día por una persona que pagaba 950 euros al mes de alquiler.
Montse ha denunciado el caso y ha dejado en manos del juez el tema ante la indiferencia mostrada por Airbnb, que se limitaron a ofrecerle mediar con el inquilino (del que por cierto, no se ha vuelto a saber nada).
Ahora no pueden volver a alquilar el piso legalmente hasta que no se resuelva el caso en los juzgados y un juez rescinda el contrato con el inquilino, del que no han vuelto a saber nada. La denuncia pública de este caso ha provocado que más propietarios decidan compartir experiencias parecidas, como es el caso del dueño de un piso en Sarrià que ha sido multado por 30.000 euros por el ayuntamiento por tener su piso alquilado en Airbnb, aunque él lo desconociese.
Fuente: ElPeriódico
Foto de portada: Ferran Nadeu