El ministerio de Fomento que dirige José Luis Ábalos anunció el pasado 23 de octubre que ya había fecha para el nuevo AVE low cost. Lo de llamar a esto «low cost» es una de esas maravillosas sinergias entre las instituciones públicas y los medios de comunicación. Y aquí entonamos un poco el mea culpa. Porque low cost suena muy bien, pero lo que Renfe hará verdaderamente será poner a la venta billetes más baratos con descuentos de entre el 20 y el 25 por ciento sobre los precios actuales. Que no está mal, pero suena menos optimista.
El proyecto piloto arrancará a finales de enero en la línea Madrid-Barcelona y ya hay nuevas noticias. La noticia fue hecha pública por el ministro en un desayuno organizado por El Economista, donde explicó que en los talleres de Málaga se estaba ya trabajando para adaptar los trenes a un formato bajo coste. Renfe espera así captar nuevos usuarios que ven sus trenes de alta velocidad como un producto de lujo de coste inasumible o de carácter excepcional.
Una de las primeras medidas para rentabilizar aún más el espacio será eliminar el vagón cafetería, así como la clase preferente. También habrá menos espacio para los pasajeros. Los asientos se distribuirán, como en algunos aviones, en columnas de tres y dos plazas a ambos lados del pasillo del vagón.
Otra de las novedades serán los grupos de Whatsapp a los que los pasajeros podrán sumarse para conocer el estado del servicio en tiempo real y compartir información.
En cuanto a la liberalización, Ábalos no ha aclarado que haya ya propuestas por «respeto al proceso» aunque asegura que habrá competencia. Nadie quiere perderse un trozo de este pastel.