Can Ros
Esta bodega nos recuerda a una de esas de toda la vida: paredes repletas de objetos colgantes y una barra generosa por la que siempre asoman anchoas, boquerones y pinchos de tortilla de patatas recién hechos.
Situada en Gràcia Nova y a escasos metros de la plaza Joanic, ofrece una ensaladilla rusa de escándalo, cucuruchos de boquerones fritos (de esos bien rebozados) y unas bravas que quitan el sueño y la resaca a partes iguales.
Can Codina
En Torrent de l’Olla con Bonavista se encuentra este otro templo del vermut y el tapeo. De bocado casi obligatorio son sus croquetas, a las que dedican buena parte de la carta; las hay de cocido, setas, merluza y gambas, cabrales, o brandada de bacalao. Y sus primos hermanos: los bombones de queso de cabra rebozados con sésamo y mermelada de tomate.
Si vas bien de hambre, el cazón en adobo, la tortita de camarón y las tortitas de racapte, con butifarra de payés, escalivada o queso brie.
La Pubilla
Famoso por sus menús de mediodía, este local también sirve unas increíbles tapas. Eso sí: es pequeñito, así que si el hambre aprieta no tardes mucho en pensártelo. Situado en la Plaza de la Llibertat, su larga barra atraviesa prácticamente todo el local y es un punto de encuentro entre amigos y desconocidos.
Algunos de sus imperdibles: la rusa o algunas de sus combinaciones en los desayunos de tenedor, como los huevos fritos con tocino, la butifarra negra o la sobrasada con miel. El despertar más salao que podrías imaginar.
Polleria Fontana
De nombre memorable, este local se sitúa en el centro de Gracia y mantiene toda su esencia. Incluso en su carta, escrita en una de esas hojas con rayita roja y líneas para una caligrafía perfecta. Y yendo al grano, brutal su pulpo a la gallega, su pescaíto frito o sus albóndigas con sepia. Este último, el típico plato que te cocinaba tu abuela y que difícilmente puedes encontrar (bien hecho) en un bar.
Casa López
Entrar a Casa López es como entrar a casa de tu abuela con los brazos bien abiertos, esperando (puede que inconscientemente) un trato cálido y buena comida. Da igual la hora a la que llegues, porque lo mismo te dan ganas de comerte un buen puchero, unas lentejas estofadas con chorizo o una buena tapa de bravas, con su salsa picante en el punto justo. O un bocadillo de tortilla de alcachofa o setas, alimento para el estómago y los ánimos rotos.