Conmoción. En una noticia primero filtrada y después confirmada por el mismo alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, se ha sabido que el tradicional pesebre de Navidad de la Plaça Sant Jaume de Barcelona dejará de existir.
Al menos, tal y como lo conocemos. El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido trasladar la representación del nacimiento de Jesús al interior del edificio consistorial, donde los visitantes podrán visitar el tradicional pesebre napolitano (la versión más clásica del belén), que habitualmente se instalaba en el Museu Frederic Marés realizado por la Associació de Pessebristes de Barcelona.
En lugar del pesebre, el alcalde ha explicado que en la plaça Sant Jaume «pasarán cosas» y que la plaza contará con un nuevo proyecto de decoración navideña cuyos detalles se revelarán próximamente. Tal y como informan distintos medios, el Institut de Cultura de Barcelona (Icub) ha declinado comentar sobre el proyecto, indicando que «aún falta mucho tiempo» y que se presentará en su debido momento.
Así, el ayuntamiento de Collboni será el primero en la historia de Barcelona que no encargará un pesebre de autor, clásico o alternativo que se pueda ver al aire libre en la plaza, y que resultaba una de las principales atracciones de las fiestas navideñas. En su lugar, los visitantes deberán hacer fila en la entrada del consistorio para ver el pesebre y tomarse fotos.
A pesar de que el Ayuntamiento no ha explicado que sea este el motivo, el cambio llega tras muchos años de polémicas en torno al pesebre. En su primer mandato, en 2015, Ada Colau rompió con los pesebres tradicionales para empezar a presentar versiones más «desacralizadas» y transgresoras. Desde entonces, la polémica ha estado servida y cada año la presentación del pesebre es motivo de un acalorado debate. Parece que el actual consistorio quiere caminar hacia la eliminación de este debate pero su último anuncio sobre la navidad no ha hecho más que encenderlo cuando aún ni siquiera se ha acabado el verano.