A las puertas del final del verano, cabe hacer balance de la climatología que nos ha acompañado en este par de meses que, tratándose de Barcelona, deberían hacer sido de mucho calor y cierta regularidad en lo que a lluvias se refiere. Sin embargo, ¿no parece que este verano no ha sido tan verano? ¿Que no ha hecho tanto calor? ¿Que ha habido bochorno, pero demasiado frío y, además, un bochorno sin lluvia?
Más allá de las impresiones, que pueden ser de cada cual, lo cierto es que, entre los días 1 de junio y 31 de agosto, el Observatorio Fabra ha registrado una acumulación de tan sólo 25,1 litros por metro cuadrado. Esto, para verlo de otra forma tal vez más clara, corresponde a un 26% de lo normal, es decir, los 95 litros por metro cuadrado que se toman de referencia del periodo entre 1981 y 2010.
El Observatorio Fabra lleva recogiendo datos de las precipitaciones de manera ininterrumpida desde el año 1914 y ha registrado este como uno de los tres más secos de la historia de los últimos 100 años. En el más seco se llegó a la escasez de 4,7 litros/m2. Fue en el año 1928, al que le sigue 1916 con 13,3 litros. ¿El más lluvioso? 1976, que acumuló 358 litros por metro cuadrado.
Las pocas lluvias que hemos recibido este verano afectan, por supuesto, a una situación de gravedad con la que ya contábamos. Los bosques del litoral y del Collserola están pasando por una situación de sequía excepcional que afecta a todo el territorio de la provincia de Barcelona. Una diferencia que, no sólo los expertos, sino cualquier aficionado a los paseos por la zona habrá podido observar en la vegetación, que ha cambiado de color antes de tiempo.