Hay artistas polifacéticos, y luego está Pablo Picasso. A veces piensas que la figura del genio malagueño no puede dar más de sí e, inevitablemente, te ves obligado a retractarte avergonzado por tal osadía. Mañana, 21 de mayo, se inicia una exposición que durará hasta el 26 de septiembre llamada “Picasso i les joies d’artista”, sobre las joyas diseñadas por Picasso. Sí, han leído bien, joyas.
A su faceta de pintor, escultor, ceramista, escenógrafo o incluso poeta, ahora muchos podrán añadir la de joyero. Un campo el de la joyería donde el artista se sentía como en un campo de juego. Las piezas de su colección son tan variadas que van desde un collar solar, preludio de su afán por las conchas de verano, a broches, medallones o anillos. Todos con el retrato de Dora Maar, la musa que le inspiró en los años 30.
Algunos de estos artículos estuvieron ocultos durante décadas hasta el fallecimiento de Dora Maar en 1998. No fue su único amor, ni por supuesto, el único que le inspiró en la creación de joyas. Françoise Gilot, de la que también estuvo enamorado, paseaba con imponentes collares de cerámica que se diseñaban en el taller Madoura.
Picasso cubría a sus amores de imaginación y joyas. Su difunta esposa no iba a ser menos, y Picasso se decidió a dar el paso de la cerámica al oro. Un salto en el que es clave la figura del orfebre Françoise Hugo, que daría forma a los diseños interminables de Picasso. Y es que el artista malagueño siguió haciendo joyas prácticamente hasta la década de los setenta. Una ingente producción de obras que ahora pueden ir a visitar al Museo Picasso.
FOTO DE PORTADA: Museo Picasso Barcelona