Se trata de Jason Paul, un especialista en parkour que ha aprovechado la fiebre de Pokémon GO para encaramarse a los puntos más altos de la ciudad.
No cabe duda, se cometen verdaderas locuras con tal de atrapar un Pokémon: colapsar Central Park, caerse de un barranco, exponerse al atropello, perderse el nacimiento de un hijo con tal de hacerse con un Pidgey, accidentes de tráfico…La última la ha protagonizado Jason Paul, que se ha encaramado a uno de los edificios más altos de Barcelona para capturar un Pokémon.
Móvil en mano, el joven especialista en parkour camina por los edificios de la ciudad cual Spiderman para localizar Pokémon en los lugares más insospechados. Interactúa con otros entrenadores, exhibe sus habilidades acrobáticas para lanzar la Pokéball y lo más impactante: escala la estructura del Hotel Arts bajo la atónita mirada de policías y transeúntes.
El pasado domingo, la Urbana de Barcelona expedientó una quedada Pokémon por cobrar dos euros a los 800 participantes que asistieron y carecer de permisos.