Dada la cercanía cronológica y el parecido estético es inevitable mencionar a una para hablar de la otra. Es inevitable decir que, ahora que han acabado las Fiestas de Gràcia, empiezan las de Sants.
Es inevitable, quizás, decir que las Fiestas de Sants se pueden entender como una metadona para quienes las de Gràcia les han sabido a poco. O como un postre o un colofón de los últimos días de verano.
Es inevitable la mención, sí, pero en el acto de traerla a colación no hay nada rivalidad. No hay una intención comparativa ni competitiva.
El caso, y yendo al tema del titular, las Fiestas de Sants empezarán el sábado 24 de agosto, como encabalgándose con las de Gràcia. Y acabarán el domingo 1 de septiembre.
Los vecinos de Sants, ya se sabe, también decoran sus calles. Y así, engalanando 14 de sus calles y plazas (14 también el año pasado) se consigue crear ese gran reclamo para propios y extraños: vamos a Sants a ver cómo han puesto las calles, parece ser el sentir de los visitantes.
La variedad temática es absoluta. Actividades como visitas por la zona más históricas de Sants. Visitas que se organizarán, por cierto, el 28, el 29 y el 30 de agosto de 18 a 19.30. También habrá conciertos, de entrada gratuita, que se celebrarán en el parque de l’Espanya Industrial. No faltarán tampoco los correfocs.
Sants, nacido como villa independiente de Barcelona y unida o anexionada a ella en 1897, tiene una fortísima identidad, una peculiar idiosincrasia. Identidad que, claro, se ve reflejada estos días en sus fiestas populares.
Una gran noticia, claro, que en un mundo cada vez más globalizado tengan sentido y generen altas expectativas las formas de organización a tan pequeña escala. Una mejor noticia todavía que las expectativas se cumplan.