
Ninguna sorpresa en la trampa para turistas que es Las Ramblas. Excepto alguna excepción que lucha por sobrevivir entre franquicias y souvenirs, Las Ramblas no es un sitio apto para comer comida catalana de calidad. Hasta ahora. El Forn Gil, un horno centenario de la ciudad, se ha atrevido a abrir un local en el paseo más turístico y «descatalanizado» de la ciudad, y ofrece no solo pan y bollería de (mucha) calidad, sino también una propuesta de desayuno que busca desterrar al brunch del mítico paseo barcelonés.
Ojo que no hablamos de cualquier forn. El Forn Gil es un mítico de la ciudad, creador de la mejor coca de Sant Joan del año pasado, de uno de los mejores panes de payés y presente en la lista de las mejores panaderías de la ciudad.
Torrada de fricandó o espinacs a la catalana
Son ellos los que han creado para Las Ramblas el «esmorzar de torrada», una propuesta de desayuno completo que busca hacer olvidar el brunch a los guiris y promover la cultura gastronómica catalana.
Por eso, en su lista aparecen torradas con fricandó, botifarra amb mongetes o hasta espinacs a la catalana, con su huevo poché y sus pasas. Un esmorzar de forquilla hecho torrada, una torrada hecha brunch, para que lo entienda el público «local» de la Rambla. Todo, por cierto, con productos comprados en La Boqueria, justo delante.
No es lo único, además tienen cruasanes buenísimos, un xuxo que es un espectáculo y panes de masa madre por lo que vale la pena pisar Las Ramblas de nuevo.
En definitiva, un horno bueno de verdad en plena Rambla, donde no abundan las cosas buenas de verdad. Ojalá viva lo suficiente para ver como un día los barceloneses vuelven a ser el público mayor del paseo y piden una torrada sin la extrañeza de pensar por qué no hay huevos benedict en la carta.
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