Otros requisitos obligatorios son cocinar con aceite de oliva virgen o usar verdura fresca.
El Ayuntamiento de Barcelona ha hecho pública una decisión enfocada a mejorar la alimentación de los más pequeños. A partir de septiembre de este mismo año, 68 guarderías municipales deberán ofrecer verduras y cereales ecológicos. Esas son las condiciones obligatorias para la adjudicación de licencias a los servicios de comedor.
A esos 68 comedores de guarderías, por cierto, se les sumarán otros 33 en septiembre de 2020, fecha en la que tendrán que renovar sus contratos.
La iniciativa tiene algunos grises y otras líneas que no se pueden rebasar. A saber, los cereales de desayuno deberán ser ecológicos. Y también la cebolla, la zanahoria, los champiñones y el tomate del sofrito durante todo el año. Amén de algunas verduras durante algunos periodos estacionales: puerros (de octubre a marzo), calabaza (de octubre a febrero), espinacas (de noviembre a febrero), calabacín (junio y julio), brócoli (de diciembre a febrero).
Otros requisitos obligatorios son cocinar con aceite de oliva virgen, usar verdura fresca, pan del día y que el único pescado consumible sea el rape, la merluza o el bacalao congelado.
Los llamados grises son condiciones que darán puntos a las empresas con voluntad de prestar esos servicios. Por ejemplo, se premiará que el arroz, las patatas, las legumbres, el pan, el pollo, la ternera, la leche y la fruta sean ecológcios y de proximidad. En general se premiará el uso de alimentos de proximidad con el fin, claro, de estimular la producción alimentaria local y reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Este cambio de modelo alimentario derivará en un cambio de la partida presupuestaria. El Ayuntamiento aportará 15,7 millones de euros para llevar la iniciativa a buen puerto. Los cambios, asimismo, no supondrán una incrementación del precio para las familias. Laia Ortiz, teniente de alcalde, ha dicho que “mejorar los estándares de calidad de la alimentación en las guarderías ha sido una prioridad”.
Lo que está por ver es si, efectivamente, los alimentos bio –bio, realmente, significa que ese producto ha sido concebido bajo unos estándares de producción determinados, no que un señor del Alto Penedés lo ha plantado, visto crecer y recogido para ti– repercuten positivamente sobre la salud de los más jóvenes. Si realmente se están mejorando los estándares de calidad o si se está haciendo un gesto de cara a la galería dada la buena prensa de la que goza esta categoría de alimentos.