
Las barcelonesas y el martillo de Thor tienen una cosa en común: solo los dignos consiguen “agarrarlas”. Quizá sea una metáfora un poco bestia pero no va dirigida con maldad. Las barcelonesas que conozco (entre las que me incluyo) son muy estrictas a la hora de elegir quién pasa a la siguiente fase.
Establecer contacto con nosotras es fácil pero ¿Llegar más allá? Eso requiere un tiempo y esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a asumir. En términos económicos, nuestras acciones pueden o hacerte rico/a o llevarte a la bancarrota ¿Estás dispuestos a correr el riesgo?
Somos cosmopolitas
…Urbanitas, fashionistas, bonitas y todos los prefijos acabados en -ita habidos y por haber. Somos mujeres de nuestro tiempo: podríamos hacer un Madrid-Barcelona en bici si nos lo propusiéramos, lucimos nuestros tatuajes sin complejos y vemos cine independiente. El normcore no es para nosotras, es aburrido. Tratamos de recordar(nos) lo únicas e irrepetibles que somos y por eso siempre habrá algo en nuestra estética diferente a la media: una rasta, pelo teñido de colores vivos, una prenda de vestir ochentera…
Eso significa que si eres una persona a la que le gusta lo mismo que a todo el mundo, estás descartado. Mi consejo es que si nos ves bostezar te inventes que el último grupo indie al que acudiste fue el de Los Maulos Contraatacan. Suena tan raro que la deslumbrarás con tus conocimientos sobre bandas emergentes…Si te da el whatsapp para que le pases un video de ellos, di que son tan desconocidos que no tienen nada subido en internet.
¿Le hablo o me habla?
Ay, la eterna pregunta…Si tuviera la respuesta, estaría escribiendo esto desde las Maldivas.
Seguramente tenga de principal una foto con algún filtro “discreto” y una frase profunda. Una buena forma de romper el hielo es copiar y pegar ese estado en Google para averiguar de qué película/canción/libro procede. También puedes esperar a que ella dé el primer paso, que estamos en pleno siglo XXI ¿No?
Si vuestra conversación no es de besugos ni monosilábica, entonces podéis dar el siguiente paso: quedar. Hay un dicho que dice “con la cuchara que escojas, comerás” que se aplica a todos los aspectos de la vida, incluido éste. El lugar en el que quedéis en la primera cita puede marcar el resto de encuentros para bien y para mal.
No cometas el error de llevar a tu ligue a las Ramblas, es lo más hortera y carente de originalidad que puedes hacer. Tampoco al Park Güell a ver el Drac ¿Te crees que no lo tendrá más que visto? No me seas rancio y dale al coco para pensar en un restaurante diferente o en un plan artístico cooltureta (¿Qué te parece una clase de dibujo gratuita como ésta?). Cuanto más estrambótico sea el plan, más posibilidades tienes de volver a verla.
Y después…
Las catalanas están hartas de llevar la etiqueta de “tacañas” e “independentistas” en la frente así que, por favor, evita hacer bromitas con eso. Va a costarte unas cuantas citas intimar con nosotras, somos más duras que la Pedrera. Si eres de los o las que se esfuerzan, el resultado es más que satisfactorio.