No podrás creer por qué tiene este nombre, ¿o sí?
El origen del nombre de la Calle Balmes tiene detrás una de las historias más ferozmente auténticas, locas, surrealistas, alternativas y salvajes que se recuerdan en estos lares. Tanto es así, que no nos podemos creer que no hayamos hablado de ella hasta ahora.
Dada la cantidad de pájaros que surcaban los cielos de esta zona de l’Eixample antes de ser llamada así y planeada por Cerdà, se decía frecuentemente que: “Val més un ocell al puny que una grua lluny”.
Como por hacer la broma, la gracia o el chiste fácil, terminó por convertirse en una frase excesivamente habitual -demasiado, según aseguran los cronistas de la época- entre los merodeadores de esta calle. Así, con el paso del tiempo, para acortar en palabras y no decir voy a donde “val més un ocell al puny que una grua lluny”, le gente decía: “Voy a Valmés”. La frase se fue perfeccionando y la belleza léxica le dio un viraje hasta terminar siendo “Balmes”.
Bueno, paro ya, que esto no hay quien se lo crea. La Calle Balmes, lamentablemente, se llama así por Jaime Luciano Balmes y Urpià, eclesiástico, político, escritor y, sobre todo, filósofo. Nacido en Vic, según la Wikipedia, la filosofía de Balmes está alineada con la doctrina de Santo Tomás de Aquino.
A modo de curiosidades y para complementar un poco este raquítico artículo, diremos que es la calle con aceras más estrechas de todo l’Eixample; que, junto a Muntaner, es la más larga en dirección este-oeste; que sirve de frontera entre la parte izquierda y la derecha del Eixample -es la referencia-; y que no tiene arbolado salvo en algunos tramos.