Aquí la mini clase de Historia que estabais esperando.
Contra lo absurdo que pudiera parecer: juntar en la misma frase Hospitalet y Playa tiene sentido. No es un absurdo per se. Y no, no es una cuestión de cuando Pangea o de cambio climático o de cualquier relación orográfica. Qué va. Es una cuestión de política.
Hace cien años que esto era así. L’Hospitalet, en 1900 (por ejemplo), tenía playa. Tenía, de hecho, diez kilómetros de litoral. La Marina de l’Hospitalet, se llamaba.
Cosa que, por desgracia para posibles hospitalenses que lean esto, ya no es así. Y es por desgracia por dos razones: la más evidente, que es el prestigio y los beneficios que te proporciona tener playa. Y la más importante: la densidad de población. L’Hospitalet está habitadísima. En exceso. Es la ciudad más densa de la Unión Europea, L’Hospitalet. El barrio de La Florida, sin ir más lejos, tiene el doble de densidad de población que Manhattan. Que Manhattan.
Volvamos al tema de la playa. El caso es que el Estado quería convertir la zona costera de L’Hospitalet en puerto franco (área con excepciones fiscales y bonificaciones de derechos aduaneros). Y el Estado lo compró. ¿El precio? 84 mil pesetas. Invertidas, en su mayoría, para paliar el mal o los inconvenientes producidos a los vecinos. Cosa que, por cierto, costó bastante. Y no precisamente en términos monetarios: los vecinos se negaron a abandonar los terrenos.
Cuando finalmente se consumó el desahucio, se procedió a rehabilitar la playa. Que, hasta 1950, fue accesible. No obstante (y a pesar de tener mucho avanzado) el proyecto no cuajó. Y en los 60 se creó un área industrial y logística anexa al puerto de Barcelona. Conservando solamente el nombre del proyecto. La zona, quizás lo has pensado, es la actual Zona Franca: una zona netamente industrial ocupada por más de 300 empresas.
Ahora, por desgracia e intereses mercantiles, es bastante difícil pensar en que el Ayuntamiento de L’Hospitalet pudiera recomprar su playa por esas 84 mil pesetas.