El huracán, que llegaba a Barcelona acompañado de adjetivos como trágico, sustantivos como desgracia o verbos como arrasar, no ha causado consecuencias graves porque las autoridades lo han impedido.
De hecho, en su llegada a Barcelona había perdido el calificativo de huracán y ya “sólo” era tormenta tropical, aviso naranja o ciclón gordo. Es decir, su fuerza se ha rebajado. En Portugal alcanzó los 175 kilómetros por hora y en Cataluña se esperaban los 90. Las autoridades, insistimos, tenían la vista puesta en Portugal y los 28 heridos y en Francia y en las 6 luctuosas muertes en Carcasona.
Aun así, algunas de sus consecuencias no se han podido evitar y ha causado los siguientes problemas:
-Se han cancelado más de 50 vuelos en El Prat.
-Se han cortado nueve carreteras por inundaciones y desprendimientos.
– Lluvias de fuerte intensidad en poblaciones como Montmell (22,5 litros), Pujalt (22,9 litros) o en Hostalets de Pierola (21,9 litros), en cualquiera de los casos en solo 30 minutos.
-Los bomberos de la Generalitat han tenido que intervenir hasta en 500 casos: inundaciones de bajos, arboles caídos, filtraciones en edificios o personas atrapadas son algunos de los casos.
-Debido a la caída de arboles que obstruían el trayecto del rodalies, se han cortado las líneas R1, R2 y R11.
-El Rio Ter se ha desbordado a su paso por Sant Quirze de Besora, dejando el pueblo sin luz pero sin daños personales.
–El 112 ha recibido más de mil llamadas.