
El estudio ha sido bautizado con el nombre de Destination 2030. Global cities’ readiness for tourism growth.
Turismo y responsable: dos palabras que están condenadas a entenderse si pretendemos dirigirnos hacia un mundo coherente. Coherente, sí, porque el avance irrefrenable del turismo conduce a cambiar el gentilicio de cualquier ciudad por el de turista.
Con la vista puesta en eso, en los problemas derivados del “overturism” –el hacinamiento, quizás, es el reto principal–, JLL y WTC han investigado el impacto del turismo en 50 países. Para ello, han tenido en cuenta más de 75 indicadores y el estudio ha sido bautizado con el nombre de Destination 2030. Global cities’ readiness for tourism growth.
Las ciudades han sido analizadas en base a cuatro bloques: la concentración de la actividad de los visitantes, el ocio, el índice de preparación urbana y la evaluación del compromiso relacionado con las políticas del turismo.
Y un poco en base a estas ideas han creado cinco categorías. Sawning developers (ciudades con potencial turístico como Moscú o Riad); Emerging performers (ciudades con potencal pero con pobres infraestructuras como Bogotá o Delhi); Balanced Dynamics (especializados en viajes de negocio como Singapur o Munich); Mature Performers (destinos de negocios y de placer como Madrid o Nueva York); y Managing Momentum (destinos de placer que no podrán garantizar abasto como Amsterdam o Barcelona).
El principal problema que se le adivina a los destinos conocidos como Managing Momentum es el del alojamiento: se entiende que los visitantes se están hacinando en zonas turísticas. La categoría, al mismo tiempo, está integrada por ciudades que han experimentado un crecimiento fuera de toda duda en los últimos años.
Al mismo tiempo, el estudio también facilita, plantea o recomienda algunas posibles soluciones al problema de la masificación turística. Algunas de ellas son las regulaciones sobre las viviendas de alquiler o la estimulación de los viajes de negocio. El estudio dice que los viajes de negocio, al producirse fuera de temporada alta, entre semana y en lugares alejados del centro de la ciudad, contribuyen a regar de dinero la ciudad y, además, no generan los problemas de los viajes de ocio –y, además, proporciona más dinero a la ciudad–.