Estaba pensando que es bastante raro –no malo– que nos podamos referir a futbolistas y a artistas de talla mundial en términos tan similares: el mago de Arguineguín, el ídolo rosarino, el artista andaluz y, por supuesto, el genio de Reus. En referencia a Gaudí o al atacante del Borussia Dortmund.
Sirva esta introducción que no introduce nada para presentar los Jardins Artigas a nuestra comunidad. Los Jardins Artigas están en la Pobla de Lillet: la segunda localidad del mundo con más obras de Gaudí. Esta frase tan despampanante es un juego sensacionalista a la altura de un titular de OkDiario: la Pobla de Lillet solo tiene dos obras de Gaudí.
Y una guarda relación con la otra. La primera es el Chalet de Catllaràs, que nació como un refugio de montaña para los ingenieros de las minas de carbón para la zona. El Chalet de Catllaràs fue un encargo, cómo no, de Eusebi Güell. El caso es que, en esa época, por lo que fuera, no se trabajaba el tema Airbnb. Y Gaudí se quedó en casa de Joan Artigas, que era un industrial textil de la época.
Mientras Gaudí pergeñaba el chalet, varios proyectos rondaban su mente. Y uno de ellos era el del Parc Güell. Artigas, se cuenta, quedó prendado de los planos y del proyecto. Por eso, Gaudí, en agradecimiento a su hospitalidad y una vez hubo acabado el proyecto, le hizo llegar otros bocetos y un par de albañiles para que lo trabajaran.
Esto ocurría en 1903. Y ese mismo año moría Joan Artigas. Aunque su muerte no paralizó el proyecto y este se concretó en 1910.
Lo irónico del asunto es que los jardines estuvieron abandonados entre 1939 hasta 1989. Y en un ejercicio de esnobismo algo peculiar que vino derivado de la confirmación de la autoría, los jardines se restauraron. Fue en 1992 y la historia no puede sino evocar a la del fulano que tiene un Cézanne en su sótano y no lo sabe.
Los expertos que lo han estudiado trazan similitudes entre los Jardins Artigas y el Park Güell. La principal diferencia, tal y como se ve en las fotos, es que el Park Güell es un parque seco y los Jardins Artigas son húmedos. O sea, que es un parque que está construido a la ribera del Rio Llobregat. Es el cauce del río lo que determina y dibuja el parque.
Otra forma de ver los Jardins Artigas podría ser como una versión reducida del Park Güell. O sea, a través de un enunciado algo falaz: los Jardins Artigas son al Park Güell lo que, no sé, el Huawei P8 Lite al Huawei P8.
Esto es así porque la marca de Gaudí –al igual que en la gran mayoría de sus obras– es reconocible en cada recoveco. En cada puente, en cada pasarela, en cada pasadizo, en cada arco catenario, en cada balaustrada, en cada puente, en cada mirador, en cada símbolo cristiano –el Patronus de cada uno de los cuatro evangelistas está repartido por el parque–. Amén de la adaptación al entorno: los Jardins Artigas están trabajados del mismo modo que un alfarero trabaja la arcilla.
La entrada al parque no es gratuita. La entrada general cuesta 4,2€ y se paga en efectivo, aunque también se puede visitar como parte de una excursión que reúne tren del cemento, Museu del Ciment y visita a Los Jardins Artigas. Sea como fuere, en este link tienes los precios y los horarios.