El verano es tiempo de escapadas, y pocas formas más interesantes de hacerlo que presentar los Jardins Artigas a nuestra comunidad. Los Jardins Artigas están en la Pobla de Lillet: la segunda localidad del mundo con más obras de Gaudí después de Barcelona.
Eso sí, los titulares son egañosos: la Pobla de Lillet solo tiene dos obras de Gaudí, pero una de ellas, este jardín, es una maravilla por la que vale la pena escaparse ya que, además, está directamente vinculado a la otra joya gaudiniana que hay en el municipio.
Se trata del Chalet de Catllaràs, que nació como un refugio de montaña para los ingenieros de las minas de carbón para la zona. El Chalet de Catllaràs fue un encargo, cómo no, de Eusebi Güell.
Un Park Güell… a una hora de Barcelona
Mientras Gaudí pergeñaba el chalet, varios proyectos rondaban su mente. Y uno de ellos era el del Park Güell. Dice la leyenda que Artigas quedó prendado de los planos del parque barcelonés por lo que Gaudí, en agradecimiento a su hospitalidad y una vez hubo acabado el proyecto, le hizo llegar otros bocetos para construir un parque similar.
Esto ocurría en 1903. Y ese mismo año moría Joan Artigas. Aunque su muerte no paralizó el proyecto y este se concretó en 1910. Lo irónico del asunto es que los jardines estuvieron abandonados entre 1939 hasta 1989. Y en un ejercicio de esnobismo algo peculiar que vino derivado de la confirmación de la autoría, los jardines se restauraron sólo cuando se supo quién los había construido, en 1992.
Los expertos que lo han estudiado trazan similitudes entre los Jardins Artigas y el Park Güell. La principal diferencia, tal y como se ve en las fotos, es que el Park Güell es un parque seco y los Jardins Artigas son húmedos. O sea, que es un parque que está construido a la ribera del río Llobregat, cuyo cauce determina y dibuja el parque.
Esto es así porque la marca de Gaudí –al igual que en la gran mayoría de sus obras– es reconocible en cada recoveco. En cada puente, en cada pasarela, en cada pasadizo, en cada arco catenario, en cada balaustrada, en cada puente, en cada mirador, en cada símbolo cristiano –el Patronus de cada uno de los cuatro evangelistas está repartido por el parque–. Amén de la adaptación al entorno: los Jardins Artigas están trabajados del mismo modo que un alfarero trabaja la arcilla.
La entrada general cuesta 4,2€ y se paga en efectivo, aunque también se puede visitar como parte de una excursión que reúne tren del cemento, Museu del Ciment y visita a Los Jardins Artigas. Sea como fuere, en este link tienes los precios y los horarios.