Si solo puedes ver una exposición este fin de semana, que sea esta.
Contextualizar a través de la inteligencia: dar unas pinceladas en base al cociente intelectual. Creo que es la primera vez que lo hago, pero me viene pintiparado. Bueno, ahí va: Kubrick fue una de las personas más inteligentes del siglo XX. Se dice que su coeficiente intelectual estaba entre 190 y 200. Una cifra teóricamente cercana a la de Isaac Newton y a la de Leonardo Da Vinci.
Kubrick puso su cerebro al servicio del cine. Y, en consecuencia, al disfrute del público mundial. Todo un lujo y una reafirmación para los humanistas.
Y hace unos meses que el CCCB puso una exposición al servicio de los barceloneses. Propuso una exposición que es un poco como un capítulo de Rick y Morty o como una obra prototípica de la ciencia ficción más pueril o como una película concreta de Woody Allen. El CCCB propuso un viaje al cerebro de Kubrick (lo cual es, al mismo tiempo, un viaje al cerebro de Jack Torrance y de Alex y del Recluta Patoso y de Humbert Humbert y del Hal 9000).
La exposición es un recorrido cronológico, definitivo e inmersivo a través o por su obra. Una puerta de entrada real a sus películas, a su vida: a su cerebro. A sus proyectos terminados y a su proyecto no terminado. El recorrido está formado por más de 600 ítems: el hacha de Jack Torrance, el disfraz de mono en 2001, correspondencia con colegas.
La entrada cuesta 6€, lleva desde el 24 de octubre y estará hasta el 31 de marzo.
La exposición ha venido a ser catalogada como la “exposición definitiva del genio del cine”. Habida cuenta de esta frase y de que no son pocos los críticos que le consideran el mejor director de la historia, puede extraer un silogismo bastante falaz: si la mejor exposición del mejor director de la historia del cine es esta, ¿no será ésta la mejor exposición de la historia del cine?