La señora era de Castelldefels y el león ha sido decomisado.
La noticia es un poco como el fulano gallego detenido por valerse de un megáfono para vender –intentarlo- droga: la policía le oye y se lo lleva a comisaría. Un producto ilegal en un contexto legal y hacerte valer de un altavoz para venderlo.
En este caso, el fulano es una fulana; el altavoz es internet; la ciudad en la que tiene lugar es Castelldefels; y el producto es un león disecado. Y el precio, 6.000 euros.
Fueron los propios agentes del SEPRONA quienes se encontraron el pastel en una página de compraventa de productos de segunda mano. Y fue a mediados de julio. La estrategia que pusieron en marcha para pillar a la propietaria del león con, como se dice vulgarmente, las manos en la masa fue la siguiente.
Un poco a lo jíbiri y otro poco a lo caballo de Troya y, siempre, con la intención de verificar la existencia e identidad del animal, los agentes concretaron una cita con la vendedora.
El transcurso de la misma, ni idea de cómo se dio. El resultado lo sabemos: fueron a su casa y vieron un león africano, macho, adulto y en perfecto estado (lo de perfecto estado no lo decimos nosotros, pero teniendo en cuenta que pasó por las manos de un taxidermista, es una apreciación, como poco, a discutir).
La justificación de la propietaria también tiene cierta dosis surrealista: su suegro, que estuvo de safari en Namibia en los 90, lo cazó, lo disecó y lo guardó en el trastero.
Ahora, los trámites judiciales están en marcha y se ha abierto un proceso por supuesto delito contra la fauna por la tenencia y comercio de especies amenazas.
Ya por último, si alguien quiere conocer al león que estuvo cautivo 30 años en un sótano de Castelldefels y que apareció en una página de compraventa de productos de segunda mano, puede hacerlo. Sólo basta con ir al Castell Dels Tres Dragons, en la sede del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.