Se llama Litio y ha llegado desde Portugal.
La historia de Litio es digna de motivar la próxima película de Wes Anderson: un personaje (un animal) solitario, inadaptado en su entorno y en peligro de extinción cruza la península de lado a lado. Literalmente la cruza de lado a lado. De Portugal a Barcelona. Y lo hace en soledad. Tras llegar es el primer lince ibérico en pisar tierras barcelonesas en los últimos cien años.
Inspirador, ¿no?
Al hablar de Litio (así se llama este lince) como un animal inadaptado, lo hacemos porque se crió en cautividad en Acebuche (Huelva), donde nació en 2014. Luego se le deja en libertad, pero por problemas de adaptación se le atrapa en Gibraleón. Luego se le traslada al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas. Después se le libera en Portugal en 2015.
En Portugal había estado bajo control a través de la señal GPS que emitía su collar. Usamos el pretérito -decimos que había estado- porque en algún momento de 2016 se pierde la señal. Sin esa posibilidad de ser geolocalizado, el bueno de Litio tiró millas. Litio ha recorrido 1.100 kilómetros en dos años atravesando para ello ríos, montañas y alguna que otra autovía.
Ahora, al haber llegado a Barcelona los técnicos y las autoridades correspondientes estudian su captura. Litio está en un emplazamiento que no garantiza su seguridad dada la cercanía a carreteras y a núcleos urbanos.
Así, aunque el censo de linces ibéricos haya crecido en los últimos años -en 2002 quedaban 94, en 2017 había 547 ejemplares distribuidos por todo el país-, las autoridades son conscientes del riesgo de desaparición en el que se encuentran.