Nos estamos transformando. Es un proceso que ya llevamos arrastrando años, tan solo camuflado por un retroceso con motivo de la crisis, pero la realidad se hace cada vez más evidente y palpable: las familias se están yendo de l’Eixample para dar paso a las viviendas de alto standing (o carísimas, para no andarnos con eufemismos).
¿Y quién compra estos pisos? Pues la gente que puede permitirse pagar cerca de un millón de euros e hipotecas de 1.500 euros al mes. Una vivienda de segunda mano puede costarte, por ejemplo, 500.000 euros de media (100.000 más si está reformada). El metro cuadrado, para que os hagáis una idea, está ahora mismo por los 5.000 €. De hecho, zonas hasta ahora consideradas de clase media como Hospital Clínic o Tetuán comienzan también a subir por las nubes.
Sí, es muy difícil tener este dinero, por eso estamos condenados a ver cómo los inmuebles de cada vez más zonas «céntricas de Barcelona» van a parar casi exclusivamente a manos de familias o personas muy adineradas (y cada vez es más común que sean extranjeras).
Es este tipo de clientes para el que se diseñan hoy casi en su exclusividad las pocas viviendas de nueva construcción de la zona. Y es un pena, porque parece ya una inercia imparable que no tiene marcha atrás.
Fuente: La Vanguardia
Foto de portada: Iakov Filimonov (shutterstock.com)