Cuando le ponemos nombres a nuestros hijos nos lo pensamos una y mil veces. A veces le damos tantas vueltas que la cría ya ha nacido y todavía no sabemos cómo se llama (sí, sabéis que no estoy exagerando). Con algunos pueblos parece ocurrir exactamente lo contrario: no se lo pensaron mucho a la hora de nombrarlos. Y luego, claro, pasa lo que pasa.
La Pera
Los habitantes de este pequeño pueblecito de Girona pueden sentirse muy orgullosos de su nombre. Se nos ocurren pocas cosas mejores que decir «mi pueblo es la pera» y encima que nadie te pueda decir que no llevas razón. Además el pueblo no es nada feo, por lo que incluso puede que incluso no sea hasta metafórico.
Ultramort
También en Girona, tiene solo 210 habitantes y podemos confirmar que sí, todos ellos están vivos (al menos por fuera). No tengas miedo de pasar por el coche porque no serás atacado por una horda de zombies. Como mucho te puedes llevar un selfie con un letrero que no ves en muchas partes.
La Ampolla
Este pueblo marítimo del Baix Ebre de Tarragona es cualquier cosa menos lo que indica su nombre. Mar, brisa, playa…. así importa poco cómo te llames.
Madremanya
No sabemos muy bien qué tienen que ver los maños de Zaragoza con este pueblo de Girona. Lo que sí sabemos es que sus edificios de piedra y las montañas nevadas al fondo hacen de sus vistas una foto obligatoria.
Porrera
Estás deseando saber el gentilicio de este pueblo, no lo niegues. Para tu chasco no se llaman porreros, sino porrerans. Aunque por pura estadística, quizás alguno de los 445 habitantes de este pueblo de Tarragona sea las dos cosas.
Espolla
Si los de La Pera podían presumir, estos ya ni te cuento. En el Alt Empordà de Girona descansa un pequeño pueblecito que es la…. eso (Seguro que nadie ha hecho este chiste antes).
Foto de portada: Marco Gómez (Flickr)