En un paseo común por la popular calle barcelonesa, uno, desde el placer flaneuristico, no solo va con la obligación cultural de admirar cada fachada, sino también de admirar cada baldosa.
Y es que son pocas las ciudades que pueden presumir de andar sobre una baldosa que está expuesta en uno de los museos más importantes del mundo (el MoMa de Nueva York, para ser más precisos).
Y, es más: aun son menos los ciudadanos que pueden presumir de pisar el suelo que diseñó Gaudí. Porque eso es la Loseta Gaudí, una baldosa que diseñó el genio barcelonés. Una baldosa que iba a cubrir el suelo de la Casa Batlló, pero como la vida da muchas vueltas, acabó ocupando el suelo de La Pedrera. (Digo que son menos y no que somos los únicos porque en la Plaza de la Constitución de Jaén, el suelo está cubierto con la Loseta Gaudí).
Pero como es absurdo restringir el placer de pisar a quien tenga a bien desembolsar lo que cuesta la entrada a La Pedrera, el Ayuntamiento sacó, literalmente, las losetas a la calle. Unas reproducciones adaptadas a las condiciones de la ciudad (grisáceas y grabadas, no en relieve ni verdeazuladas, que son como eran en 1971) y, desde 1997, todo el mundo a pisar con gusto y con pies de plomo.
Lo cuenta la youtuber Ter en este vídeo: el pavimento de Barcelona es escandalosamente bonito. Ella hace referencia a la disposición y a otras cuestiones. Nosotros nos referimos a detalles más artísticos. Aquí pisamos el panot de flor; pisamos lo que Miró quiso que pisáramos; y pisamos lo que Gaudí quiso que pisara el servicio de La Pedrera.
Caracolas, estrellas de mar y algas sobre una baldosa hexagonal para crear un efecto alfombra que es único en el mundo.