Poblenou aúna tradición y modernidad, quizás esa es una de las claves de su popularidad.
Destapándose como barrio, desbancando a Gràcia como distrito hípster y desnudándose para el autóctono. Poblenou, esto no es nuevo, es el último grito de las corrientes alternativas de Barcelona.
1. La Plataforma
La Plataforma puede ser perfectamente definida como un concentrado de la esencia del Poblenou. Cultura contemporánea, diseño, ilustración, fotografía y arte visual en un espacio de estética industrial. Una galería de arte (y estudio de producción) cuyas exposiciones siempre son un must.
Carrer de Pujades, 99
2. El Cementerio de Poblenou
¿El cementerio? Sí. Hay que ir (hay que ir) al Cementerio de Poblenou para quedarse embobado delante de El beso de la muerte. El beso de la muerte es la petrificación de la tristeza. De lo fúnebre. Es la historia de unas garras que se clavan en la carne joven desde hace casi un siglo. Un esqueleto alado que le da un beso en la frente a un hombre joven y guapo y si no fallecido, desfallecido.
Av. d’Icària, s/n
3. La Retrobada
No hace falta ni entrar en La Retrobada, basta con quedarse a dos metros de su entrada, para adivinar en ella una estética diferente a lo que acostumbran a ser las librerías de segunda mano. Menos anárquica, más ordenada. Hay poca variedad, pero llega a dar la sensación de que el catálogo ha sido elegido por el librero: obras de Errata Naturae y de Acantilado a un precio más que razonable.
Carrer de Marià Aguiló, 124B.
4. Carrot Café
El Poblenou tiene la suerte de contar con uno de los lugares más exclusivos para comer bocadillos de toda Barcelona. La influencia americana del Carrot Café está clara, pero no por ello prescinde del sabor mediterráneo, y entre sus bocadillos puedes encontrar desde bagels, hamburguesas, pan de coca con butifarra negra, mallorquín y sobre todo mucho pastrami, el producto estrella de la casa.
Carrer de Tànger, 22
5. Koh
Empezaremos hablando del Koh diciendo que el libre albedrío es una mierda. Pedir implica arrepentirse (no por errar en la decisión) y desear volver. Una carta para salivar sólo de verla. Ramen, baos y distintos productos asiáticos en un local que lleva en pie cuatro días contados. La mayor peculiaridad del Koh es que los platos y los vasos que figuran en sus mesas han sido diseñados por los dueños.
Carrer de Pujades, 133.
6. Sopa
Se llama Sopa y, la casualidad, entre los primeros platos siempre hay sopa. Su carta es totalmente macrobiótica, vegetariana y parcialmente vegana. Pero el Sopa es mucho más: su producto es fresco, la materia prima de primera calidad, tienen una tienda y hasta una sala para practicar yoga.
Carrer de Roc Boronat, 114.
7. Super
Es el hermano del Sopa (al menos en morfema). Bromas lamentables aparte, el Super es un take-away de cinco estrellas. Hace de la comida para llevar un arte. Dicho de otro modo, es un restaurante modernete en el que emplatan directamente en tupper por unos precios decentes. ¡Ah! Si hace buen tiempo, comer en las mesas de fuera es una gozada.
Carrer de Roc Boronat, 102.
8. Els Pescadors
Es difícil hablar de un clásico: estilo sobrio y moderno al mismo tiempo. Se trata de uno de los mejores sitios de toda Barcelona para comer pescado, y eso, en una ciudad portuaria, son palabras mayores. Por cierto, en sus tiempos mozos fue una antigua taberna de pescadores.
Plaça de Prim, 1.
9. Mercat de Poblenou
En cierto modo, la visita timorata al Mercat de Poblenou se puede definir como un punto medio entre la visita a un Mercadona y la visita a la Boquería. Poblenou, por suerte, no es el barrio más gentrificado de Barcelona. Y el Mercat de Poblenou, con apenas un par de bares en el interior –el resto de paradas son puestos de venta de alimentos–, es un punto de encuentro entre comerciantes y poblenovinos.
Plaça de la Unió, 25.
10. Orxateria El Tio Che
Para muchos de los senseis horchateros que pululan por Barcelona hay consenso: la Orxateria el Tio Che es la mejor horchatería de Barcelona. Sin pero ni debate posible. Es, como La Valenciana, una horchatería artesana de carácter centenario. Al usar la palabra carácter para preceder a centenario a lo que nos referimos es a la puesta en práctica de técnicas de toda la vida.
Rambla de Poblenou, 44
11. Joliu
El Joliu es una especie de planta con flor. Ése es su nombre en catalán y le va genial a una cafetería/concept store como es esta. Su traducción, sin embargo, invitaría a quedarse fuera (¿quién va a entrar en un local llamado Jacinto estrellado?). Tonterías aparte, Joliu es una concept store con plantas, ilustraciones, revistas, cafés, macetas y, lo que es más importante, tartas caseras. Para sus cafés usan los granos del Nomad. El sitio es tranquilísimo, un remanso de creatividad en el diseño y de la constatación que su dueña profesa a las plantas. Visita obligada si vives en Poblenou o alrededores.
Carrer de Badajoz, 95.
12. Nollegiu
Nollegiu, más que una librería al uso (que también lo es), es un negocio que organiza concursos, conferencias, encuentros, charlas y todo tipo de evento orientados a literatos. Poetas, novelistas y ensayistas han convertido esta librería en una suerte de Café Gijón. Nollegiu funciona tan bien, en parte, porque está enclavada en uno de los barrios con una actividad cultural más vibrante: Poblenou.
Carrer Pons i Subirà, 3
13. Bharma
En Barcelona tenemos un pequeño rincón en el que Lost nunca ha acabado. Antes de entrar ya sabes que no estás en un bar cualquiera: la mítica serie de números te da la bienvenida. Todo el local es una auténtica oda a la serie. Destaca el avión empotrado en la pared, pero no hay que perder detalle de nada. Desde el menú en una pantalla como si fueran notificaciones de vuelo, la puerta del búnker o la famosa escotilla.
Carrer de Pere IV, 93
14. Sala Beckett
Llamarse Sala Beckett es como llamarse, no sé, pizzería (inserte aquí cualquier nombre italiano): una garantía de calidad. Matices superficiales a un lado, la Sala Beckett es justa y necesaria. Un escenario y un centro de creación necesario para entender la escena teatral en Barcelona.
Carrer de Pere IV, 228-232
15. L’Ovella Negra
Si hay colmos (“haber llegado a tal punto que razonablemente no se puede superar”) para todo, el colmo de comer y beber a precio irrisorio en el Poblenou es L’Ovella Negra. Pero como no solo de pan vive el hombre, l’Ovella Negra es mucho más que un sitio en el que llenar el buche por cuatro duros. Es casi un centro multidisciplinar que acoge eventos como mercados de segunda mano, entre otras cosas.
Carrer de Zamora, 78
16. Razzmatazz
Apenas veinte años le han valido a la sala Razzmatazz para consolidarse –en perpetua disputa con la Apolo– en la mejor discoteca de Barcelona. Razzmatazz es una apuesta segura y un elemento conciliador: te guste la música que te guste, Razzmatazz te quiere.
Carrer dels Almogàvers, 122
17. Nomad Coffee
Hay gente atea, gente agnóstica, gente creyente y gente cuya única religión (creyentes, por lo tanto) es un buen café. Toda esa gente puede tener un centro de reunión: el Nomad Coffee de Pujades. Una oda al buen café.
Carrer de Pujades, 95
18. La Supermanzana
En Poblenou una supermanzana no solo es el fruto de un manzano plantado por Monsanto. En Poblenou una supermanzana es el resultado de habilitar nueve manzanas al tráfico peatonal. La supermanzana del Poblenou, que ha recibido premios internacionales dada su acción social y medioambiental, es una de las caras visibles de la legislatura de Colau.
19. El Museo del Disseny
Técnicamente no está en Poblenou o, en caso de estar en el barrio, estaría en la frontera misma, pero como los límites entre barrios son muy laxos y el sitio mola tanto, lo vamos a incluir en la lista. El Museo del Disseny, al lado de la plaça de Glòries, es referencia europea absoluta en todo (todo) lo relativo al diseño.
Plaça de les Glòries Catalanes, 37.
20. Aguaribay
“Un restaurante vegetariano que no parece vegetariano”. Así lo describen quienes lo prueban. Es un tópico súper manido, pero viene a reflejar la idea de que no hace falta matar a nadie para comer bien. Sus platos son muy originales (croquetas caseras, raviolis, pad thai, cremas) y se alejan de las elaboraciones vegetarianas más básicas. Además, elaboran sus propios panes con harinas ecológicas. Se acaban de mudar al Poblenou, por cierto.
Carrer del Taulat, 95