La cuarentena y las medidas urbanas puestas en marcha para garantizar la distancia de seguridad avanzaron el modelo de urbanismo al que se dirigiría Barcelona en los próximos meses. El Ayuntamiento de Barcelona invertirá cerca de 2,5 millones de euros hacer de Barcelona una ciudad más accesible para el peatón y el ciclista.
El plan de movilidad aspira a imponer restricciones al uso del coche, para ello el Ayuntamiento licitará obras que reducirán carriles y ampliarán ciclovías para implementar una nueva transformación de su movilidad. Las piedras de toque del proyecto son la creación de carriles bicis, la ampliación de viales exlcusivos para autobús y la restricción de circulación en grandes ejes.
Estas medidas fueron adelantadas por Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, a principios de julio. Ahora, no obstante, hay un plan de ejecución. Algunas de las medidas más importantes son la creación de un vial que irá de punta a punta en carrer Aragó, un carril ciclista en la Zona Franca, la ampliación de corte de arterias durante festivos o la dotación de vegetación a chaflanes como el de Rocafort.