La Supermanzana del Poblenou ha quedado entre los diez primeros en la décima edición del Premio Europeo del Espacio Público Urbano 2018.
El premio, que va ya por su décima edición y que se entrega por iniciativa del CCCB, es, en palabras del dossier de prensa, el «único premio en Europa que reconoce y promueve un espacio a la vez público (abierto y acceso universal) y urbano».
Para distinguir a un ganador y a una serie de finalistas o menciones de entre las más de 279 obras presentadas, se forma un jurado compuesto por asociaciones de arquitectura de toda Europa y por un comité de 35 especialistas de toda Europa.
El premio, que es de carácter honorífico y valora la pretensión de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, se lo ha llevado una plaza de Tirana, Albania.
Quienes comparten podio con Barcelona, por otro lado, serían un túnel peatonal de Amsterdam, un teatro de Dnipro o la reforma de un psiquiátrico de Bélgica.
Yendo a lo que nos interesa, al caso de la Supermanzana de Poblenou, cabe decir que el contexto en el que se enmarca tiene unas dimensiones locales. O al menos, unas pretensiones de este tipo. Se basa en la idea de que la calle no es sólo una infraestructura para la movilidad. También es un espacio para la interacción social.
Acción social, medioambiental y precio reducido a tiro de piedra.