Y es sólo una de las medidas que se incluyen en un plan algo más complejo de readaptación del tráfico
Ya sea porque acostumbras a hacerlo o porque puntualmente pasas por la zona, el caso es que existe cierto consenso tácito y colectivo: andar por según qué zonas de Ciutat Vella es incomodísimo. El tráfico, las aceras estrechísimas, las bicis que se cuelan por resquicios.
De ahí que se entienda que el Ayuntamiento haya puesto en marcha un plan a siete años. Un plan encaminado a hacer de un paseo por Ciutat Vella una experiencia agradable y no un suplicio.
El plan tiene distintas patas. Pero, en última instancia, el objetivo es limitar la circulación de vehículos privados por el distrito. No de vecinos, no de trabajadores. Sí de gente que pasa por la zona porque le pilla de camino. A saber, un 50% del tráfico que recibe Ciutat Vella es de paso. Un tráfico prescindible.
Gala Pin, la regidora del distrito, ha dicho que: «los vehículos que circulen por Ciutat Vella debe ser porque van a algún lugar del distrito». Vamos, que quien pase por el barrio que sea porque lo necesita. Ahora bien, el siguiente paso es estudiar las medidas para conseguirlo: bolardos retráctiles o un sistema de videovigilancia (como el que existe en La Rambla en el sentido ascendente) son algunas de las opciones.
El plan, que es a siete años vista, también aspira a reducir el aparcamiento de motos en las aceras. El sustitutivo, en este caso, serán los párkings subterráneos. Un sistema de aparcamiento, por cierto, para el que los residentes de Ciutat Vella tendrán ventajas económicas.
Otra de las líneas maestras del plan es la prohibición del tráfico ciclista y diurno en el Gótico Norte. Una zona copada por viandantes que ven entorpecido o incomodado su trayecto por la presencia ciclista. No obstante, para paliar lo que puede suponer un problema para los ciclistas se quiere doblar el número de kilómetros de carril bici y también incrementar el número de estacionamientos.
El objetivo o la finalidad atiende a razones de comodidad, de estética y de urbanismo, sí, pero -qué duda cabe- también a motivos medioambientales. Y es algo, el tráfico de vehículos privados en el centro de las ciudades, que se puede -como mucho- aplazar, pero no evitar. Es cuestión de tiempo que los coches desaparezcan de los cascos urbanos.