Esa -y otras tantas cuestiones más- es la pregunta a la que responde la Matriz de simpatía intercomunitaria.
El término, “Matriz de simpatía intercomunitaria”, que pudiera sonar a palabra relativa a una ciencia aún no estudiada, revela algo tan sencillo como cuáles son las provincias que mejor cae -y otras tantas revelaciones más-.
Porque como pasa con cualquier estadística, los datos son interpretables. Y una de las evidencias innegables aquí es que la tabla refleja (como dice el twittero pamplinero) un mapa de cariños y odios entre los españoles. Probablemente la idea más llamativa es la que desmonta el cainismo que según qué discursos se empeñan en vender. (Por cierto, en este link podrás ver la tabla en un mayor tamaño que el que permite nuestra web).
O por lo menos lo desmonta en las provincias que no son Lugo o Ceuta, lugares creados para el odio. Ambas son las provincias con más celdas rojas, naranjas y amarillas. En cuanto a calificación recibida, las que mejor caen son Galicia y Asturias.
Los barceloneses, que son quienes nos importan en este gráfico, preferirían irse de cañas (dogma absoluto de la amistad incipiente) con un vasco -8,2- o un balear -8,0- a hacerlo con alguien de Ceuta o de Melilla -los únicos que suspenden: ambos comparten un 4,6. No en vano y por una parte, este suspenso es recíproco: los ceutíes le ponen un 2.0 a los catalanes. Los habitantes de Melilla no ven odio por ningún lado y nos dan un notable, un 7.0.
Una última conclusión que comentar: los barceloneses somos bastante chovinistas -una idea que se repite en la autoevaluación de todas las comunidades- y le damos a Cataluña un pedazo de 9.1. Y lo raro es que no sea un 10.