En 1901, Julio Verne asombraba a sus lectores con El pueblo aéro, Karl Landsteiner descubría los grupos sanguíneos humanos, se fundaba el Club Atlético River Plate y en Australia se establecía la Commonwealth. Pero un acontecimiento copó las portadas durante días, sino semanas: un asombroso parque se inauguraba en la cima del monte Tibidabo el 29 de octubre de 1901.
Por aquel entonces, el Tibidabo no se reconocía como una parte de Barcelona. Estaba ubicado en Sarrià, un municipio de las afueras que hasta 20 años más tarde no se anexionaría a la Ciudad Condal. Esto no impidió que el parque cogiera fama rápidamente, al encontrarse en el punto más alto de la ciudad y disfrutar de unas vistas privilegiadas.
Sin embargo, la atracción más elevada de todo el espacio es la Talaia, que en un mes cumplirá su particular centenario. Una plataforma que se sitúa a 550 metros sobre el nivel del mar para simular el vuelo de un avión y que es para muchos la atracción más emblemática del parque. Un parque que se clasifica como uno de los cinco más vetustos del continente europeo.
Las anécdotas son innumerables en este rincón barcelonés. Por eso, algunos históricos del lugar muestran su predilección por el Museo de Autómatas, que el mismísimo Walt Dinsey quiso comprar, según recuerdan en la Vanguardia. Eso sí, el aniversario del parque pilló desprevenidos a muchos de los visitantes que pudieron disfrutar de los actos con castellers, batucadas, música y el Tibitour, la nueva atracción del parque.