La ciudad de Barcelona avanza con paso firme hacia la peatonalización, un proceso inexorable que acabará con una parte importante del tráfico de vehículos. Es por este plan de movilidad por lo que se perderá un millón de metros cuadrados de asfalto dedicado a los vehículos privados.
Por su parte, el Ayuntamiento pretende finalizar este plan en 2023. Será entonces cuando la ciudad habrá perdido más de un 10% de todo su asfalto para coches, que a día de hoy ocupa ocho millones de metros cuadrados. Un proyecto al que se destinarán más de 525 millones de euros para ejecutar todas las transformaciones urbanas e instalar las nuevas infraestructuras municipales.
Así pues, se aumentarán los espacios dedicados a los peatones, las bicicletas y el transporte público, así como las zonas verdes. Especialmente en el Eixample y Sant Martí donde se convertirá una de cada tres calles en un eje verde, con lo que se ganarán 40 hectáreas de espacios verdes.
El plan de transformación generará más de 8.000 puestos de trabajos, según las previsiones del Consistorio, que tiene entre ceja y ceja reducir el nivel de contaminación para hacer de la ciudad un espacio más sano. Eso sí, «sin perder de vista el comercio vecinal y de proximidad», como aseguraba Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo.