A veces nos encontramos sin darnos cuenta en medio de una rutina cíclica. Eso no solo influye en nuestro día a día y en nuestra pequeña agenda, sino que lo podemos ver en nuestro alrededor con facilidad. ¿O no te encuentras siempre con las mismas personas al ir al trabajo? ¿No escuchas siempre a la misma hora el mismo canal en el televisor de tu vecino?
Un sitio que día tras día no se escapa a la contemplación de esta capacidad del ser humano son los parques. Nos hemos puesto a mirar y estos son los especímenes que andan por ahí sueltos. Cada uno en su pequeña función del ecosistema.
- El abuelo de la petanca
Especie en peligro de extinción. Suele ser engañoso, porque tiene movimientos lentos y silenciosos. Pero cuidado, ¡lanza la bola como si lo cargase el diablo! Se mueven siempre en manadas y es extremadamente difícil verlos solos, por no decir que es más fácil encontrarse con el Yeti y el Big Foot tomándose una copa en plena Rambla. Los podéis encontrar rondando el Parc de la Ciutadella y en otros puntos de la ciudad.
- El rey de las pompas de jabón
Va mostrando su habilidad allá por donde va y su uso de la técnica es envidiable. Hay que tener sumo cuidado porque puede crear pompas tan grandes que te pueden atrapar dentro. Su hábitat no es fija, y va alternando diferentes parques. Es una de las especias más bucadas por los insaciables instagramers.
- El ejército del yoga
Son legión y cada vez más numerosos. No solo pasan por los parques, OCUPAN los parques. Hacen del césped su hábitat y empiezan su ritual a cualquier hora del día, aunque es más habitual encontrarlos en las horas de menos calor. Suelen ser el objetivo prioritario de…
- Los mirones
Especie peligrosa donde los haya. Se alimentan de las vidas ajenas y son casi imperceptibles. Usan su camuflaje para esconderse entre los setos, bancos o incluso se mezclan con otros grupos para no llamar la atención. Hay que tener especial cuidado porque siempre estan ahí y pueden atacar en cualquier momento con un comentario de ascensor.
- Los niños hiperactivos
No son niños, ni siquiera son humanos. Son auténticos torbellinos y dejan un rastro de desolación allá por donde van. Cuidado, porque si las manadas de abuelos de la petanca van lentas, las manadas de niños enloquecidos por el canto del jolgorio no tienen piedad. Si has visto 28 Días Después sabrás que esas hordas de zombies infectados no son nada en comparación con el caos y la barbarie de los infantes del mal.
- Las cámaras con patas
También llamados turistas. Cuidado porque no miran a dónde van, están demasiado ocupados sacándose fotos de ellos mismos como para estar pendientes del resto de flora y fauna del parque. Suelen moverse en pequeños grupos aunque también encontrarás hipermanadas mega organizadas con un guía alfa. Nuestro consejo, respira hondo y deja que pase el terremoto.
- Los bohemios
No están pasando por aquí, vienen para quedarse un buen rato. Lo hacen solos, a veces acompañados de sus mascotas y un instrumento más, bien sea un libro para leer o una libreta para anotar ideas. Son ajenos al resto de la fauna presentada y solo tienen una meta en la vida: introspección. Cuidado con molestarlos mientras realizan su cometido, porque la reacción ante un estímulo ajeno puede ser impredecible.
- Los cazadores de Vitamina D
En búsqueda de rayos de sol, ahora que estamos en temporada alta abundan tirados por el césped y generalmente ligeritos de ropa. Permanecen inmóviles hasta el punto de que parecen estar muertos. Pero tranquilos, solo recargan las pilas.
- Los que se tragaron los chorrocientos capítulos de Óliver y Benji
Son ases del balón, pero en otro planeta. En el nuestro se conforman con pasarse la pelota como buenamente pueden sin intentar darle a nadie más en el parque. No duran mucho en activo, pero jaleo forman un rato.
- Tú
Sí, tú. ¿Qué haces aquí? ¿Cuál es tu cometido en la parque? ¿A qué especie perteneces?
Foto de portada: Flickr de OK Apartment