La historia del pez de Gehry (por añadirle algún epíteto) empieza, como muchas otras cosas de la ciudad, con un gran evento. Pudo haber sido la exposición de 1888 o la de 1929. Pero no, fueron las olimpiadas. Las aún recordadas olimpiadas que sirvieron para cambiarle (o, al menos, maquillarle) la cara a Barcelona.
Corrían (porque los años siempre corren) los años previos a 1992, cuando el Ayuntamiento quería poner guapa a la ciudad, darle otro color. E incluso otra utilidad, nuevos usos, que podría titular Martín Gaite. Los usos del puerto iban a cambiar radicalmente. La costa no para los bañistas, no para los pescadores. La costa (¡la Villa Olímpica!) para las competiciones de vela.
En esas andaba la ciudad, decimos, cuando se levantó el Hotel Arts, la torre Mapfre y cuando, al pie de ambos, se erigió uno de los símbolos de la Barcelona postolímpica.
El pez más grande de Barcelona no está en el mar
El pez de oro, como puede ser que le conozcas, es una obra de Frank Gehry. Frank Gehry, canadiense, es uno de los arquitectos más reputados del mundo. Y su presencia (su mera presencia) evidencia una cualidad de Barcelona: la de que es una ciudad de arquitectos. Gaudí, Jujol (el misterio de Jujol, el arquitecto a la sombre de Gaudí), Xavier Corberó (¿Conoces esta construcción imposible, íntima y oculta?), Ricardo Bofill (las cinco mejores obras de Ricardo Bofill), Frank Gehry, por supuesto.
Frank Gehry, quizás conocido y reconocido por el museo Guggenheim de Bilbao, fue quien ideó el pez de oro o su pez homónimo. El pez, que flota sobre el mediterráneo y que se encarama al mismo mar, mide 56 metros de largo y 35 de alto.
Y una de las curiosidades o las grandes características que mejor lo definen son la ausencia de cola y de cabeza. No faltan los renegados de la navaja de Ockham: quienes defienden que el pez fue un encargo de los masones de la ciudad.
Construido con un acero de color bronce, el pez de Gehry, cuando el sol incide directamente sobre él, se pone dorado. Como una joya. Como un icono de la ciudad ya consolidado en referencia identitaria.