Ricardo Bofill ha sido uno de los arquitectos más importantes del mundo contemporáneo. Aquí en Barcelona, es autor de iconos arquitectónicos como el Hotel W, el Edificio Walden, el Teatro Nacional, la Terminal 1 del Aeropuerto Josep Tarradellas y una fábrica de cemento. Más allá de la frontera catalana encontramos el Parque del Manzanares o La Muralla Roja, ese edificio de tonalidades rosas que, por su belleza, a tantos visitantes seduce todos los años en Calpe. A continuación trazamos un recorrido por algunos de estos edificios tan significativos.
Hotel W
Sin duda, uno de los edificios más destacados de la ciudad. El Hotel W es ya un emblema de Barcelona por su estilo arquitectónico, su peculiar forma y por custodiar, de algún modo, uno de los extremos de la ciudad. Ese que hace frontera entre el barrio de la Barceloneta y el de Montjuïc, pero que también limita el mar con la tierra. Una ubicación simbólica que contribuye a enriquecer el imaginario colectivo no solo de quienes son de aquí, sino también de quienes habitamos esta ciudad.
Edificio Walden
Sus tonos rosáceos y sus zonas ajardinadas en el interior del edificio son dos elementos distintivos de esta obra ubicada a escasos kilómetros de Barcelona, en la localidad de Sant Just Desvern. Durante mucho tiempo estuvo abierta a visitas, pero ahora tan sólo puede acceder a ella el vecindario. Se puede ver al pasar por una de las carreteras del Área Metropolitana de Barcelona, saliendo de la Diagonal. Su belleza reclama nuestra atención incluso en una circunstancia así; de paso.
El Edificio Walden es un ejemplo de la arquitectura brutalista en España. Inicialmente se le denominó Ciudad del Espacio y se pensó en construirse en Madrid. La historia nos cuenta que está inspirado en la obra de ciencia ficción Walden dos del escritor Burrhus Frederic Skinner.
La Fábrica de cemento
Aunque data del primer período de la industrialización de Cataluña, se construyó en distintas etapas y se fue ampliando a medida que las distintas cadenas de producción lo requerían. En ella encontramos varios estilos: el surrealismo, en sus escaleras que no conducen a ningún sitio; la abstracción, en sus volúmenes puros, y el brutalismo, que podemos ver en el tratamiento abrupto de los materiales.
A diferencia de las anteriores obras de Bofill, tal vez sea menos conocida. El resultado final es una especie de palacio moderno con claras reminiscencias a la naturaleza.
La Muralla Roja
No exageramos si decimos que es uno de los edificios más bonitos de la península. Evoca a la estética constructivista y nos sorprende con un entramado de patios comunicados entre sí, desde el cual se accede a las viviendas. Lo que más llama la atención es su paleta de colores, en la que predomina el rosa pálido, el azul y, en pequeños puntos, el naranja. También destaca por acoger en su interior una piscina en forma de cruz. Cuando la vemos a vista de pájaro, los tonos rosas y azules conforman una gama cromática a la que se le suma el color del mar. Un auténtico espectáculo para la vista.
Terminal 1 del Aeropuerto del Prat
Su inauguración permitió reafirmar la posición del Aeropuerto de Barcelona como uno de los diez primeros de Europa. Con una gran fachada acristalada y más de un millón de metros cuadrados, acoge a unos 100.000 usuarios diariamente. Está situada en El Prat de Llobregat, a pocos kilómetros de Barcelona.