El culpable de que se llame así es Victor Balaguer, una de las figuras principales de la Renaixença.
¡Ah! La plaça de les Glòries, conocida por los barceloneses como el espacio-ese-que-lleva-mil-años-en-obras (espacio, sí, porque plaza, a día de hoy, es un elogio que no se merece) y conocida por los turistas como donde-el-dildo-gigante.
Glòries, decimos, estaba llamada a ser —o mejor dicho, Cerdà la llamó a ser— el centro de la ciudad. Ni Plaça Catalunya, ni Universitat, ni Arc del Triomf. El centro iba a ser éste. Y, bien pensado, tiene lógica: es una plaza en la que desembocan o confluyen Diagonal, Meridiana y Gran Via. Probablemente las tres calles más importantes de la ciudad. Sin embargo, no lo era ni lo fue en 1870 y no lo es en 2018 (y presumiblemente tampoco lo será en un futuro inmediato).
Glòries, volviendo al tema de la etimología, guarda un secreto que no es tal. Es como el amigo que tiene dos nombres y sólo es conocido por uno de ellos. El nombre completo de Glòries es Glòries Catalanes. Y, en su definición más amplia -según el nomenclator del Ayuntamiento de Barcelona-, viene a referirse a las glorias cívicas y militares de Cataluña.
Lo cual no deja de ser irónico. Porque (y que nadie destile de estas palabras cualquier sentimiento parecido a la inquina) Barcelona es una ciudad derrotada o derrotista. La verdad es que no sé qué adjetivo le va mejor. Derrotada es en el sentido histórico de la palabra: nuestros antepasados no eligieron bien el bando en la Guerra de Sucesión, el empeño de las madres de los soldados fue en vano durante la Semana Trágica, de la Guerra Civil todos conocemos el resultado. Y derrotista, porque la historia está grabada a fuego en la mentalidad de los catalanes.
Bueno, lecciones de historia en formato tuit al margen, nos queda decir que en la zona de Glòries hay zonas de interés -interés a secas, no político, turístico o cultural, que también- como el Disseny Hub, L’auditori, el Mercat dels encants o la Torre Agbar. Eso, y que lleva cuatro años de obras; que no se sabe a ciencia cierta la fecha en la que éstas acabarán; que se está soterrando la Gran Via; y que se construirá la Canòpia, un parque de doce hectáreas.
Y que nosotros lo veamos.