No lo decimos nosotros: parte de esta playa ha sido declarada (el año pasado) patrimonio protegido: Bien Cultural de Interés Local. De hecho, ahora el interés de El Garraf es elevar esta consideración al grado de Nacional, al de Bien Cultural de Interés Nacional.
Y es que las playas del Garraf son atractivas por su cercanía y facilidad de acceso, sí, pero también por su belleza visual. Una hilera de cabañas de pescadores se yergue a escasos metros del litoral. Cabañas que antes cumplieron una función puramente utilitaria (eran barracas en las que los pescadores guardaban sus redes, cañas y demás parafernalia). Casetas a pie de marea, casetas de colores.
Si bien es cierto que cabe comentar que la posible masificación es un problema: no es fácil encontrar un hueco en el que echar la toalla, en esta playa de arena fina y piedras. Claro: el hecho de poder llegar en cercanías es un arma de doble filo. Para no tener que lidiar con este problema (vaya, para no agobiarse y disfrutar de esta playa como es merecido) conviene ir a principios de temporada veraniega o en septiembre. En temporada alta es una playa difícilmente practicable. Sobre todo los fines de semana.
Igualmente, si no has estado en el Garraf y no tienes nada que hacer este finde, por ejemplo, la visita a esta playa (a este pueblo, a este macizo) es un plan bastante agradecido.
Foto de portada: @dehandreh