No nos engañemos, un porcentaje importante del atractivo de Barcelona reside en que es una ciudad a una playa pegada. ¿Cuántas ciudades pueden presumir de tener una parada de metro que casi te deja con los pies en el agua? Por eso, ante el calor del verano y en las tardes melancólicas de invierno, salir en busca de las mejores playas de Barcelona y su provincia es una opción perfecta.
Porque más allá de las playas de la ciudad (de las que también hablamos), tu sombrilla, tu toalla y tus palas pueden instalarse en algunas de las playas que están a menos de media hora del centro de la ciudad
Playas del Garraf
No lo decimos nosotros: parte de esta playa ha sido declarada (este mismo año, además) patrimonio protegido: Bien Cultural de Interés Local. De hecho, ahora el interés de El Garraf es elevar esta consideración al grado de Nacional, al de Bien Cultural de Interés Nacional.
Y es que las playas del Garraf son atractivas por su cercanía y facilidad de acceso, sí, pero también por su belleza visual. Una hilera de cabañas de pescadores se yergue a escasos metros del litoral. Cabañas que antes cumplieron una función puramente utilitaria (eran barracas en las que los pescadores guardaban sus redes, cañas y demás parafernalia). Casetas a pie de marea, casetas de colores.
Playa del Remolar
La playa del Remolar se caracteriza -además de por parecerse más al Sahara que a la Barceloneta- por tener un ajetreado tráfico aéreo. Dada su cercanía al Prat, puede darse el caso de que estés leyendo a Flaubert y que la lectura quede momentáneamente interrumpida por un Boeing 737. Por un Boeing 737 o por cualquiera de los pájaros que forman este denso ecosistema de aves: al lado está el espacio natural Remolar Filipines.
Glorificaciones y descripciones a un lado, cabe decir que si decides ir en autobús tardarás lo mismo que en llegar a Zaragoza en AVE. Una hora y media viendo la periferia barcelonesa. Se accede (si decides hacerlo en coche) por una carretera de sentido único que te hace sentir como si estuvieras en un safari: el camino es casi selvático.
Playa de les Roques Blanques (Maresme)
Y aunque casi podría ser concebido como una playa única -como una megaplaya de casi cincuenta kilómetros-, no es así: el Maresme (y cada localidad que lo integra, realmente) tiene subdivisiones.
Una de estas subdivisiones no pertenece –en términos de cercanía urbana inmediatísima- a ningún pueblo. Hablamos de la Playa de les Roques Blanques, una playa de la que se puede decir que no es de nadie. Esta playa semisecreta (tampoco vamos a ir de que hemos descubierto la pólvora) está entre la Playa del Pla y la Playa de la Murtra, entre Canet y Sant Pol de Mar.
Playa de Sant Sebastià
La playa de Sant Sebastià en la Barceloneta puede no ser la mejor playa, pero es la nuestra. La playa en la que muchxs barcelonesxs vieron el mar por primera vez suele estar masificada, llena de gente, de guiris, de vendedores, de ruidos… Y no siempre está impecable.
Pero cuando lo está sus aguas son tranquilas y transparentes, algún pez gris asoma por ahí y uno puede nadar hasta la boya tranquilo si encuentra algún vecino de toalla al que pedirle con mirada cómplice de barcelonés que nos vigile las cosas mientras nos bañamos.
Playa de Gavà (Gavà)
En Gavà Mar, a 20 minutos en tren o en coche desde Barcelona está una de esas playas en las que piensas cuando piensas en una playa. Una extensión de arena lisa y larga, integrada con la ciudad y una parte más de sus elementos de diversión. Restaurantes, chiringuitos, hoteles, complejos deportivos, chiringuitos… todo en un playa de cómoda y agradable que invita a plantar la sombrilla todo el día.
Platja del Pont del Petroli (Badalona)
La belleza de lo industrial. Un puente de metal camina hacia el fondo del mar mientras en el paseo marítimo la escultura de un mono, homenaje al Anís que ha hecho famosa esta playa. Y entre los dos, una playa estrecha pero agradable y acogedora que hace poco era un residuo de la ciudad de Badalona y hoy en día es una de sus insignias. Además, ojo a las escapadas gastronómicas que permite la zona.
La playa nudista de la Cala Morisca
Secreta, lo que es secreta, no lo es. La Cala Morisca le sonará a cualquier barcelonés que tenga como afición visitar playas no urbanas. Y es que es casi imposible descubrir algo nuevo en el litoral barcelonés: por suerte o por desgracia no vivimos en el setenta y pico. El boca a oreja que constituye internet y la facilidad de acceso a medios de transporte contribuye a que sea imposible encontrar una playa virgen en la provincia de Barcelona.
La Cala Morisca no está excesivamente masificada. Lo cual se agradece siendo que es nudista: no es especialmente agradable plantar la toalla y estar en continuo roce o extrema cercanía con los miembros (o lo que sea) de otra gente. Aunque ahí ya cada uno con sus gustos.
Playa de les Ribes Roges
Una playa de arena fina, con tramos de agua poco profundos, orillas despejadas y no inclinadas, con buenos y accesibles chiringuitos y, relativamente, poco ahíta. Claro: relativamente. Reto al lector de estas líneas a encontrar una playa urbana con un ratio de ocupación inferior a persona por cinco metros cuadrados (por ejemplo).
El caso es que la de Ribes Roges no es una playa excesivamente masificada. Y no lo es porque es más larga que un día sin pan. En total un kilómetro de playa llana y ancha, como cualquiera de las Castillas. En total, también, 135.000 metros cuadrados de arena.
Playa de Castelldefels
Una de las playas más populares para una escapada por su cercanía a Barcelona. Está a apenas 20-25 minutos en tren desde la estación de Sants, a solo cinco minutos a pie de la estación Castelldefels-Platja y enamora porque es una extensa playa de arena fina que se extiende por aproximadamente 5 kilómetros, lo que la convierte en un sitio ideal para hacer un día de playa clásico.
Además, es un pequeño paraíso para los amantes de los deportes acuáticos, especialmente el windsurf y el kitesurf, gracias a los vientos constantes que soplan en la zona. Para quien se quiera quedar en la arena, la playa está bien equipada con duchas, baños, alquiler de sombrillas y hamacas, y una amplia oferta de chiringuitos y restaurantes a pie de playa.