Lo que hoy llaman food market en tantos sitios es un nombre moderno para algo que en la ciudad ha existido siempre: los mercados. Los mercados de Barcelona son el auténtico germen de la cultura gastronómica local, verdaderos templos gastronómicos donde día a día, semana a semana, se reparte, nunca mejor dicho, el mejor de los panes.
En una ciudad con 43 mercados para 73 barrios, está claro que la compra diaria en las paradas es esencial, y por eso hemos querido hacer un pequeño recorrido por alguno de los mercados más destacados de la ciudad para que te des un paseo por ellos y practiques aquello de comer con los ojos en sus paradas o con la boca, de forma tradicional, en alguno de los grandes bares de mercado que hay en la ciudad.
Así que dile adiós a los food markets con food trucks que venden street food, y hola a los mercados de Barcelona que venden comida de verdad para que te la cocines en casa o te la comas en sus bares.
Sant Josep de la Boqueria
El que fue el mejor mercado de Barcelona es cada vez más turístico. Eso es innegable, y sus mismos gestores lo reconocen. El mercado está casi siempre lleno de turistas y está claro que su visita es parada obligada para cualquiera que baje paseando por las Ramblas,. Además, los puestos de venta de producto fresco son cada vez menos, en favor de los de venta de comida preparada, y bares icónicos como el Pinotxo se van perdiendo.
Dicho así todo parece malo, pero lo cierto es que este mercado sigue siendo uno de los más impresionantes de la ciudad. Su enorme cubierta encajada en medio del Raval sigue siendo un visita que vale la pena disfrutar bien pronto por la mañana, cuando todavía no hay nadie, y el gran mercado es propiedad de los paradistas y las palomas, que la recorren como si fuera su casa. Desayunar un café por ahí y luego salir corriendo antes de que se llene es un gran plan para empezar el día.
📍 La Rambla, 91
Mercat Santa Caterina
También en el céntrico, también ciertamente turístico, pero algo menos congestionado. Y también digno de visita. Solo por la cubierta de colores cerámicos, que representan el modernismo, realizada por el estudio de arquitectos Miralles-Tagliabue ya vale la pena.
Y si este motivo no te convence, la decena larga de paradas de pescado que encontrarás, seguro que lo hará. Y si no, los restos arqueológicos expuestos al aire libre e integrados en el mercado del convento dedicado a Santa Caterina que ocupó este espacio. Y si no, unas de las bravas más baratas de la ciudad. Vamos, que razones no te faltan.
📍 Avinguda de Francesc Cambó, 16
Mercat de Sant Antoni
Recién reinaugurado, la cara que muestra el Mercat de Sant Antoni no puede ser más atractiva. La reforma lo ha dejado precioso y pasear por su interior buscando lo que nos comeremos al medio día es uno de los placeres de la ciudad.
Pero el Mercat de Sant Antoni es muchos mercado en uno. Por eso, además de puestos de comida, de encants y de alimentación fresca, los domingos de 08.00 a 15:00 se celebra un mercado de libros usados, muebles y otros artículos coleccionables. Aunque no compres nada vale la pena visitarlo porque tanto en interior como la fachada son para sacar la cámara de fotos.
📍 Carrer del Comte d’Urgell, 1
Mercat de les Corts
No es de los más conocidos pero eso no es sinónimo de que los productos sean malos. Que esté fuera de los circuitos turísticos es una ventaja, y pasear por sus puestos clásicos, con carteles de toda la vida o sentarte en alguno de los bares a ver a los vecinos hacer sus compras diarias, es una gran manera de pasar el rato.
📍 Travessera de les Corts, 215
Mercat de l’Abaceria
Otro mercado que se aleja de los circuitos turísticos más convencionales. Y se aleja tanto en distancia –no está en la zona principal de merodeo turístico– como en oferta: no es un sitio, como la Boquería, al que ir a comer bichos, entre otras excentricidades. Un buen desayuno en el Bar Cal Mingo y Loli es un ejemplo de ello.
Actualmente está en una carpa provisional (pero donde se quedará unos años) hasta que se reforme el edificio original en pleno centro del barrio de Gracia.
📍 Passeig de Sant Joan, 168 (provisionalmente)
Mercat de Lesseps
El concepto de barrio entendido en la más pura de sus acepciones, se ve completamente reflejado en este mercado. Siendo, quizás, menos conocido en Gràcia por culpa -entiéndase que no hay culpabilización ofensiva- del Mercat de l’Abaceria, el Mercat de Lesseps es una oda al producto fresco, de calidad y de cercanía y no tanto a la gourmetización por esnobismo. Su situación, en plena ruta hacia el Park Güell, lo convierte, aún más si cabe, en un bastión de la auténtica cultura de mercado de barrio.
📍 Carrer de Verdi, 200-210
Mercat de la Sagrada Familia
A apenas dos manzanas del monumento que le da nombre, el Mercat de la Sagrada Familia, pese a su ubicación al lado de uno de los iconos más fotografiados de instagram, no está excesivamente lleno de turistas. Un poco por las mismas razones que los anteriores: su público es principalmente el del barrio. Es por eso que la mayoría de paradas son puestos de alimentos frescos.
El espacio, bien reformado, es agradable, y algunos de sus bares tienen mesas en una terraza interior en la que da gusto sentarse a tomar algo. Por cierto, uno de estos bares, el Pocavergonya, ganó una de las ediciones del famoso concurso de TV3, Joc de Cartes, y te podemos asegurar que tiene sus motivos.
Mercat de la Llibertat
Este clásico de la arquitectura modernista catalana nace donde los campesines se reunían, llegados de las montañas, a vender sus productos. Además su clásicos puestos de todo tipo puedes visitar la barra de Joan Noi, un puesto de pescado donde te cocinan al momento desde raciones de gambas hasta arroces. El edificio, por cierto, uno de los mercados modernistas más antiguos de la ciudad ya merece por sí solo la visita.
📍 Plaça de la Llibertat, 27
Mercat del Ninot
El mercado de la Boqueria ante la baja del mercado de la Boqueria. El del Ninot es, actualmente, uno de los mejores mercados de la ciudad. Alejado del ruido del centro, en pleno Eixample Esquerra, el Ninot es un mercado enorme donde encontrar todo tipo de productos de primera, y bares como el Ket, donde desayunar de escándalo. Un sitio al que ir a comer y a comprar comida, y que nos reconcilia con el espíritu de ir al mercado a encontrar lo mejor.
Mercat de Sant Gervasi
Otro de los mercados emblemáticos de la ciudad, con el añadido que tiene eso que tienen tantos otros espacios de la zona alta: que queda algo resguardado de las grandes afluencias de público. Inaugurado en 1913, originalmente perteneció a la serie de mercados de construcción de hierro que se construyeron en la ciudad en aquellla época.
No obstante, esa estructura ya no existe y el actual mercado se construyó en 1968, aunque no ha dejado de ser un referente para las compras de producto fresco de los residentes del barrio.