Sí, decimos por fin porque hemos esperado nueve años a que llegara este momento. Después de casi una década, el 23 de mayo se volverán a abrir las puertas del mercado.
En todo este tiempo ha dado tiempo a que pasaran por el consistorio barcelonés tres formaciones políticas de idearios dispares. Y también a que saliesen a la palestra conceptos con los que la ciudad no estaba familiarizados. Hablamos de turismofobia, de pisos turísticos, de gentrificación.
Estas ideas, decimos, unidas por una misma idea se han erigido en principal preocupación de la ciudadanía barcelonesa. Y dicha preocupación no ha tardado en vincularse a la reapertura. ¿Será el Mercado de Sant Antoni un centro impermeable al turismo? ¿o más bien se convertirá en la nueva Boquería? ¿generará más gentrificación?
La idea es que no sea así y los mecanismos para evitarlo han pasado por hacer del mercado un centro útil en el día a día y no tanto un centro de ocio: de una decena de bares se han pasado a tres. También habrá seis puestos de degustación, aunque sin taburetes para evitar estancias largas. Si seguimos hablando de números diremos que habrá 235 establecimientos: 52 de mercado fresco, 105 para encantes de ropa y 78 para las ventas dominicales de libros.
Además habrá cinco niveles: 4 de ellos subterráneos. Éstos se distribuyen en párkings, gimnasio (se inaugurará en otoño) y una sala de uso vecinal.
Ahora sí, 136 años después de su inauguración, los barceloneses podremos volver a disfrutar del Mercado de Sant Antoni. Por fin.
Foto: El Periódico