21 de octubre de 2015. 04:29 PM. Un DeLorean volador aterriza en plena Plaça de la Universitat. Turistas y locales sacan su smartphone para grabar lo que sucede a continuación: un chaval con cara de estar más perdido que un pulpo en un garaje discute acaloradamente con un señor con pelos de loco y gabardina amarilla.
-Hey Doc, me dijiste que a donde íbamos no necesitábamos carreteras. La gente está alucinando con el DeLorean.
-¡Demonios, Marty, tienes razón! ¡Tenía entendido que en el futuro, los coches serían voladores!
El hombre con pinta de científico loco se rasca la cocorota y empieza a girar sobre sí mismo, entre alucinado y maravillado. Para a un transeúnte, que le lanza una mirada de “este tío es un lunático”.
-Disculpe, ciudadano del futuro ¿En qué año estamos? ¿y dónde?
El amable caballero frunce el ceño primero y después, se carcajea como si le hubieran contado el mejor de los chistes.
-Hombre…¡Si es Eduard Punset!- saca de su bolsillo un aparato que a Doc le resulta desconocido y lo coloca frente a él – Señor Punset ¿Puedo hacerme un selfie con usted?
El científico se aparta de un salto indignado.
-¿Hacerme un qué? ¿Qué clase de depravación es esa? ¿Quién ese ese tal Punset?
Mientras Doc le grita al pobre señor, Marty, que lleva una gorra de colores y los bolsillos por fuera, ojea un periódico para enterarse de qué narices ha pasado en las últimas décadas. Una chica con unas gafas gigantes y media cabeza rapada le golpea el hombro.
-Hola, perdona. Creo que te he visto en alguna parte, tu cara me suena del Tinder ¿Me das tu whatsapp?
– Perdona, no te entiendo. Aquí habláis un poco raro.
-¿Cómo que aquí hablamos raro? – El ofendido es el kiosquero, que se ha puesto colorado- Estoy harto de oír que en Barcelona se habla raro ¡Se nos entiende perfectamente!
Marty sale corriendo asustado hacia la calle Aribau, con el periódico en las manos.
-¡Eh, fill de puta! ¡Paga eso!
Doc y Marty se chocan de bruces frente al Multicines y se abrazan presas del pánico. El futuro es un poco diferente a cómo lo habían imaginado. Los automóviles con ruedas y las camisas con estampados ridículos les son familiares (para algo vienen de los ochenta) pero no entienden por qué los turistas, en vez de pedir a alguien que les haga una foto, las pasan canutas para hacérsela ellos mismos mientras ponen morritos y posan de forma extraña. Marty les señala.
-¿Qué nos ocurre en el futuro? ¿Nos volvemos gilipollas o algo así?
-Me temo que sí, Marty -mira su reloj- Vamos, tenemos tiempo para cumplir nuestra misión.
-¿Qué misión? ¡No me has explicado nada!
-Ver la Sagrada Família terminada.
-¿De qué demonios hablas, Doc? ¿Has arruinado mi cita con Jennifer para esto?
Después de aparcar el DeLorean volador entre un par de setos bien altos de la Plaça Gaudí, se aproximan a la catedral más famosa de Barcelona.
-¡Qué fuerte, Doc! ¡Aún sigue en obras!
-Demonios, me temo que este futuro está un poco pasado. Quizá debamos viajar al año 2055.
-Prefiero volver a 1985, este futuro no me gusta. No hay tablas voladoras, tampoco zapatillas que se abrochan solas. Además, tenemos a Queen y Huey Lewis, ellos a un señor muy raro que se hace llamar Pitbull.
-Tienes razón Marty, volvamos a Hill Valley.
Vuelven al DeLorean y de un relampagazo, desaparecen a 140 kilómetros hora. Lo que no saben es que mientras vuelan hacia el pasado, se convierten en Trending Topic y las redes sociales se llenan de fotos con sus caras pero, para ellos, es cosa del futuro.