Catalunya es rica en sus paisajes: cuenta con extensas zonas de playa, pero también con grandes cordilleras. De Begur a Montserrat y de Calafell a los Pirineos, por nombrar solo algunos de los puntos más concurridos. De lo que no se habla tanto es de sus volcanes. Sí, has leído bien. No hace falta irse a las Islas Canarias para disfrutar de estas pequeñas joyas de la naturaleza (aunque claro, cierto es que aquí no son tan salvajes). Por eso, queremos hablarte de esta ruta por volcanes, la mayoría situados en la comarca de la Garrotxa.
Volcán Santa Margarida
Con más de 700 metros de altura y una extensión de 2.000 metros, está situado cerca de un pequeño pueblito, Santa Pau. Se trata de uno de los volcanes más visitados de Catalunya. Desde él se inician varias rutas que desembocan en la Fageda d’en Jordà, otro gran resorte de la naturaleza catalana.
Aunque sin duda, uno de los mayores alicientes de este lugar es la ermita de origen románico de Santa Margarida de la Cot.
Volcán de Sant Francesc o Montsacopa
Se encuentra en medio de Olot, y fue el último que se formó en esta ciudad. Estalló hace unos 100.000 años y cuenta con un cráter único en todo el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.
Junto a su cráter se encuentra la ermita de Sant Francesc, construida durante el siglo XVII. Y aunque durante muchos años quedó amurallada, a día de hoy es posible disfrutar de su belleza desde una terraza en la que podrás contemplar una espectacular vista aérea.
Volcán del Croscat
Durante muchos años, este volcán estuvo dedicado a la explotación de yeso. Hoy representa una de las mayores riquezas geográficas de Catalunya.
Situado entre las localidades de Santa Pau y Olot, uno de los alicientes para visitarlo es que se puede ver su interior. Además, la excursión hasta él es un agradable paseo sin apenas desnivel que podrán disfrutar pequeños y adultos.
Castellfollit de la Roca
Se trata de una zona volcánica que da nombre a una localidad, o lo que es lo mismo: un pueblo situado sobre rocas volcánicas. Esta zona tiene miles de años y su paisaje actual es fruto de la erosión y el paso de los ríos Fluvià y Toronel sobre los restos volcánicos.
Sin duda, es uno de los rincones más espectaculares dentro de la provincia de Girona.