Durante la madrugada del 9 al 10 de marzo, un youtuber inglés y dos amigos burlaron las medidas de seguridad de la Sagrada Familia, treparon por una de las estructuras del montacargas e, impunemente, huyeron del Templo.
Como quien corona el Anapurna, estos aspirantes a Juanito Oyarzábal pueden presumir de haber accedido a la Sagrada Familia sin haber comprado entradas ni haber hecho cola. Eso sí, con nocturnidad y alevosía.
Ally Law, así se llama este youtuber acostumbrado a grabar vídeos no aptos para aprensivos al vértigo, se enfrenta ahora a una respuesta legal, aún por determinar, de parte de las autoridades españolas. Cosa que él mismo anticipa en los primeros compases del vídeo.
Es en el margen entre la locura y la ilegalidad el lugar en el que se posicionan sus vídeos y el caso de su último éxito de YouTube no se sale de las líneas marcadas.
Uno de los detalles más comentado ha sido la tardanza en la respuesta por parte de la Guardia Urbana: tardaron 40 minutos en llegar.
Al respecto, Marc Martínez, responsable de seguridad y operaciones de la Sagrada Familia, ha dicho: “Es evidente que la velocidad de reacción y el numero de efectivos que intervinieron no fue suficiente”.
El contexto en el que Ally Law y compañía accedieron al Templo es el de una ciudad que se encuentra en una alerta terrorista de cuatro sobre cinco: de ahí que resulte complicado entender la ineficacia en la respuesta y la facilidad con la que los jóvenes accedieron al recinto.
Casi es de agradecer la acción de los jovenes si la entendemos como simulacro.