Somewhere Café (Aribau, 101) es una gran sorpresa.
Hay un relativo placer relativamente raro y morboso en lo desconocido, en lo oculto y en lo ocultado. Es un poco esa idea del gusto por el descubrimiento. Por eso un bar que está tapado con andamios despierta la curiosidad de quien escribe esto y de otras tantas personas.
Por eso uno siente la pulsión irreprimible de cruzar el dintel del número 101 de la calle Aribau. De entrar en Somewhere Café. Y una vez dentro, uno ve que lo de seguir tus instintos y dejarte llevar no está nada mal. Una decoración desenfadada, un estilo informal y una estética curiosa son los primeros indicios de que no has errado.
Los designios del castellano son inescrutables y no debe ser casualidad que a comida le falte una letra para ser comedia: la carta, los nombres de los platos, son humor del bueno del que gusta a servidor. O sea, del malo. No pides casi medio kilo de costillar: pides The Grillfather. No pides un fish and chips, dices con nobleza que God save the fish. Y así con todo.
Y al margen de la carcajada o de la sonrisa tímida o del facepalm que pueda causar el naming –el humor es relativo y cuestionable–, lo que no es relativo ni tampoco cuestionable es la calidad de la comida. La calidad, por ejemplo, de To brie or not to brie: un taco de queso brie a la plancha bañado en miel de trufa. Ambrosía.
Hay cierta costumbre instalada en la prensa gastronómica –y en la reseña oral entre amigos o escrita en páginas como Tripadvisor– relacionada con el servicio. Si se habla del servicio para destacar la calidad del mismo, parece un ejercicio de esnobismo, y si se habla para criticarlo porque no ha estado a la altura de lo esperado, subyace tras ese comentario algo de clasismo recalcitrante. A saber, un poco elitista sí que eres si solo hablas del servicio para criticarlo.
En fin, el párrafo anterior solo allana el camino para el uso del cliché: el servicio de Somewhere Café es tremendamente atento.
Para acabar solo me queda aclarar la cuestión del titular: para la elección de la carta de Somewhere Café –por cierto, tienen cocina nonstop y se puede comer a cualquier hora entre las nueve y las doce– no han usado un equipo gastronómico. Detrás de la carta de Somewhere Café hay un equipo de cartógrafos. La carta es un mapamundi.