Narcís Monturiol, la respuesta a la pregunta, fue ingeniero, abogado, político y, sobre todo, inventor.
Cuando Gaudí murió arrollado por un tranvía, apenas nadie se acercaba a auxiliarle dada la creencia de que era un vagabundo. Tal era el aspecto de Gaudí los últimos días de su vida. Tal debió ser el aspecto de Narcís Monturiol los últimos días de su vida. Monturiol, pionero de la navegación submarina, no patentó sus inventos, tuvo que pagar algunas de sus deudas vendiendo las chatarras de sus invenciones y murió solo.
Gaudí y Monturiol, el primero, conocido en su época y reconocido más adelante. En Monturiol, quizás, la palabra reconocimiento quizás no sea tan apropiada; quizás es más lógico hablar de puesta en valor o de vindicación. Sí, así es como se puede entender la presencia de submarinos en Barcelona: como un homenaje póstumo (si es que existen otra forma de homenajes) a Narcís Monturiol.
Narcís Monturiol (1819-1885, Figueras) fue ingeniero, abogado, político y, sobre todo, inventor. ¿Su gran invento? El Ictíneo I, también conocido como barco-pez, un submarino hecho con madera de olivo que podía navegar durante algo más de dos horas y a dos metros bajo el nivel del mar.
El Ictíneo I tuvo su puesta en largo en 1859 en Alicante, el éxito fue rotundo y Monturiol, para seguir adelante con el proyecto, hizo lo que hoy sería llamado un crowdfunding: pidió dinero a la ciudadanía. Y la ciudadanía se lo dio: 300.000 pesetas con las que constituyó la empresa La Navegación Submarina; 300.000 pesetas con las que construyó el Ictíneo II.
Ahora, y desde hace unos años, el Ictíneo I está en el jardín del Museu Marítim. Una réplica, claro. El original está dentro: en cierto modo, es como un spoiler de lo que te vas a encontrar. Decíamos que no es el único submarino que hay en la ciudad y este video de Barcelona Digital da cuenta de ello. Al final, la evidencia de la presencia de estos submarinos es la siguiente: Barcelona es a la navegación submarina lo que Italia a la pasta.