Desde hace meses hemos ido viendo cómo Barcelona ha implantado varias medidas para fomentar en la ciudad los espacios verdes, la movilidad de las personas que van a pie y la reducción de la contaminación medioambiental. Ahora eso también ha llegado a la parte más alta de los edificios, y ejemplo de ello es el proyecto Terrats d’en Xifré. Un espacio verde de 1.500 metros cuadrados con huerto que se sitúa en la cubierta que conecta seis edificios entre los barrios del Born y Ciutat Vella.
El diseño y la ejecución del proyecto está en manos del estudio de diseño e ingeniería MataAlta, fundado por Sergio Carratalá y establecido en Barcelona desde 2017. Bajo el concepto de rewilding, se proponen naturalizar las ciudades reintroduciendo espacios vivos sobre los construidos. Desde esa sensibilidad medioambiental y social diseñan espacios integrando biofilia, arquitectura, paisajismo, urbanismo e ingeniería con soluciones basadas en la naturaleza.
El espacio cuenta con un jardín salvaje formado por 10.000 plantas autóctonas de 40 especies distintas, pequeños pantanos con peces, bancos de obra, hoteles de insectos y varios huertos urbanos. También cuenta con zonas de recreo, tendederos y terrazas accesibles para todo el vecindario. Asimismo, está previsto que incorpore un sistema de recogida de aguas pluviales, genere electricidad mediante placas fotovoltaicas y una zona de compostaje a partir de residuos orgánicos. El objetivo final es el auto abastecimiento de la propia cubierta verde.
Los responsables del proyecto tienen la ambición de asilvestrar casi 5.000 metros cuadrados de ciudad. Esto se enmarca en una serie de medidas impulsadas desde el Ayuntamiento de Barcelona con las que se busca habilitar terrados, cubiertas y patios de manzana en edificios ya existentes y sacar el máximo rendimiento social, ambiental y energético, transformándolos en espacios vivos y verdes. En total se financian hasta 100.000 euros del proyecto (el 75% de su coste total) y cada año convocan concurso. Este 2021 han escogido 10 terrados para subvencionar, lo que equivale a 2.000 metros cuadrados más de espacios verdes en 2022. Al final el objetivo está muy claro: asalvajar la ciudad para convertirla en espacios más humanizados donde se priorice el encuentro entre personas, la gestión comunitaria y las redes afectivas.