Muchos rumores circulan sobre la tortuga en el buzón de la Casa de l’Ardiaca (Casa del Arcediano). Si no sabes de qué estamos hablando, se trata de un relieve de mármol blanco de estilo renacentista en un buzón en la fachada del edificio. No es el único, puesto que lo acompañan en la misma escultura cinco golondrinas, una hiedra de siete hojas y el escudo del Colegio de Abogados de Barcelona.
Cuentan las habladurías (y también muchas páginas de Internet) que la tortuga la pusieron ahí como una burla por la lentitud de correos en contraposición a las golondrinas que representaban la velocidad del sistema y su capacidad para llegar a cualquier sitio. Aunque es una anécdota divertida y nos encantaría que fuera la oficial, no es la versión real. Si queremos conocer la verdadera razón de esta curiosa combinación de elementos tenemos que fijarnos en uno de ellos: el escudo del Colegio de Abogados de Barcelona.
Antes de convertirse en lo que es ahora (sede del archivo histórico de la ciudad), el lugar tuvo varios usos. Desde el hogar del arcediano -de ahí su nombre- hasta residencia eclesiástica, centro político, juzgado, taller de artistas o el más relevante para el caso, Colegio de Abogados.
Fue cuando la Casa de l’Ardiaca tenía esta función cuando se inauguró el famoso buzón, una obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner y esculpida por Alfons Juyo. El simbolismo del buzón está pues asociado a la relación que por aquel entonces tenía su ubicación con la justicia. Las golondrinas simbolizaban lo alto que volaba la justicia, la hiedra representaba lo farragoso de la burocracia y la tortuga tenía relación con… el hecho de que la justicia camina a paso muy lento.
¡Ah! Si la historia te llama la atención y te quieres pasar por allí para ver el buzón más de cerca, tocar la tortuga es sinónimo de buena suerte. La puedes encontrar en el número 1 del Carrer de Santa Llúcia.