Han sido depositadas de forma cautelar en el Zoo de Barcelona y en el Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña.
Un ciudadano de origen italiano volvía de las Islas Seychelles –previa escala en Doha (Catar)– con algo más que camisetas y pantalones en su maleta. En esa circunstancia reparó el guardia civil encargado de vigilar la máquina de detección de rayos equis. El guardia civil se debió sorprender al ver una maleta con objetos extraños y ovalados que se movían ligeramente: estaban metidas en recipientes con pequeños agujeros.
La intención, se especula, era la venta. Estas tortugas (“Aldabrachelys gigantea”) son una especie que puede alcanzar los 250kg y su esperanza de vida está alrededor de los 165 años. No en vano, su precio en el mercado negro puede alcanzar 2.000€.
Las tortugas, aunque ligeramente dañadas, están a salvo. De hecho, han sido depositadas de forma cautelar en el Zoo de Barcelona y en el Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña. Aunque no por mucho tiempo. O al menos esa es la intención, ya que se intentará que puedan regresar a su país de origen. A su entorno natural.