Como una suerte de antagonismo del autobús de Hazte Oír -recordamos: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen”-, así se puede entender la nueva campaña de la Generalitat y los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).
Y se puede entender así porque las circunstancias son similares: alguien se vale de un medio de transporte para mandar un mensaje vinculado al colectivo LGTBI. La diferencia, claro, es que en los ferrocarriles de Barcelona pone lo siguiente: “Denuncia la LGTBIfobia, tienes todo el derecho”.
Y precisamente a colación -más o menos- de “derecho”, viene toda la propuesta. Hace apenas un par de días se cumplió el cuarto aniversario de la ley contra la homofobia. Se aprobó el 2 de octubre de 2014. El balance desde su aprobación, sin embargo, no ha sido el esperado. Ha habido 413 denuncias y sólo 6 sanciones.
De todas formas, esta acción -la de vinilar el convoy- es sólo una acción más dentro de un contexto más amplio. El contexto de perseguir la LGTBIfobia. Otras acciones de dicho contexto son mensajes en cines y en centros de asistencia sanitaria. Mensajes que están vertebrados por el mismo concepto: la invitación a denunciar las discriminaciones relativas a la identidad o a la expresión de género.