Trencadís y Gaudí deberían ser sinónimos. Hacemos un pequeño recorrido por su presencia en Barcelona.
Hablar de Gaudí es hablar de un estilo tan personal que es imposible ver algo suyo sin saber que es de él. En Barcelona sabemos mucho del tema. De hecho, una ruta de modernismo por la ciudad es algo casi obligatorio para todo el que la visita (aunque no somos pocos los de la propia Barna que también la disfrutamos).
Pero si algo lleva inconfundiblemente el sello de Gaudí es el trencadís, un estilo que lleva al mosaico a otro nivel. El artista catalán lo sabía, y nos dejó muestras de ello por toda su obra:
–El dragón del Parc Güell:
Es probablemente una de sus obras más conocidas. Un lagarto en tres dimensiones y hecho al 100% con trencadís.
– Techo Casa Battló:
El trencadís no solo sirve de detalle, sino que a veces (de hecho, la mayoría) domina cada centímetro de la obra de Gaudí. Aunque sean edificios enteros. Y por supuesto, tampoco se escapan los techos y azoteas. El de la Casa Batlló con sus columnas es mítico donde los haya.
– Azotea de La Pedrera:
Tampoco se queda corta la azotea de La Pedrera. Lo que está claro es que la palabra soso no aparecía en el diccionario que manejaba el arquitecto.
– Colonia Güell:
Los mosaicos redondos en el techo del Parc Güell. Puede que más de uno se deje el cuello en el sitio, pero realmente merecen la pena. Un derroche de color en las alturas.
No solo en el techo, los bancos también tienen sus propios círculos de diseño:
Foto: holroyd.wordpress.com
Es innegable que Gaudí tenía un estilo demasiado propio, tanto que es imposible concebir Barcelona sin él.