Cuando Uber aterrizó en Barcelona en 2014 con el formato de UberPop, todo parecía indicar que el servicio funcionaría. No solo porque lo hacía en grandes ciudades europeas, sino porque la propia empresa eligió Barcelona para comenzar su andadura en España por el concepto de ciudad moderna, abierta y alternativa de la capital catalana. Y lo hizo. Pero con lo que no contaba la empresa de transportes era con la restrictiva regulación de la Generalitat de Catalunya con respecto al asunto y con la fuerte oposición de la empresa del taxi.
Todo ello derivó en que, finalmente, un año después la empresa tuviera que cerrar su servicio en Barcelona y trasladar su sede española a Madrid, donde lagunas legislativas propiciaron que con el nuevo formato se pidieran y concedieran muchísimas más licencias de VTC (alquiler de vehículos con conductor) en Madrid que en Barcelona, ciudad en la que con el número de conductores que contaba la empresa no podía ofrecer un servicio de calidad.
Sin embargo, parece que los pronósticos de la compañía para Barcelona comienzan a mejorar. Las previsiones son positivas, y los responsables en Europa de la empresa estadounidense esperan poder estar operativos de nuevo en Barcelona con le nuevo formato antes de 2018. Cerca de 3.000 licencias de alquiler de VTC esperan decisión del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya en una sentencia que se espera para junio. Si el juez da el visto bueno, lo único que separaría a los coches de Uber de volver a circular por Barcelona sería cerrar los acuerdos con los propietarios de los permisos, con los que llevan ya tiempo en negociaciones.
Fuente de la noticia: El Periódico