¿A la tercera va la vencida?, se preguntan durante estos días los directivos de la aplicación Uber. Después de dos intentos frustrados, la empresa americana vuelve a Barcelona con una estrategia diferente. Si bien en las anteriores ocasiones su servicio contaba con coches y conductores propios, ahora se limitará a actuar como intermediaria entre los clientes y los taxistas que estén interesados.
Según la propia compañía, más de 350 taxistas ya se habrían inscrito. Desde el pasado martes 16 de marzo la aplicación ofrece sus servicios, pero las peticiones de viaje están siendo denegadas por los propios taxistas. A pesar de que el servicio es legal, las asociaciones de taxistas quieren a Uber lejos de Barcelona. Esta misma mañana, han llevado a cabo una marcha de protesta hasta el Parlament.
Por su parte, Uber califica la respuesta de «campaña de intimidación», según ha explicado en un comunicado. Las protestas conducidas por las asociaciones de taxistas están logrando espantar a los taxistas que pretendían trabajar con la app de Uber. Pero la demanda de viajes es una realidad. Desde la propia empresase asegura que más de 10.000 peticiones de viaje han sido solicitadas durante esta semana.
Así las cosas, la compañía espera que la autoricen a trabajar con la conocida como tarifa 3, a través de la cual, el precio del viaje estará cerrado con antelación. Mientras tanto, los taxis que se reserven con la aplicación operarán con el taxímetro. A falta de los últimos flecos, la compañía pretende funcionar con total normalidad durante los próximos días. Siempre bajo la premisa de se le escaparon dos oportunidades y quieren asentarse en la ciudad de manera definitiva. Ya saben. A la tercera va la vencida.