¿Tienes lo que hay que tener para irte de viaje a un destino sorpresa? Si la respuesta es afirmativa, sigue leyendo.
Hace poco, prestigiosos científicos de la universidad de [inserte ciudad de Estados Unidos] descubrieron un fenómeno que afecta a las mentes inquietas incapaces de permanecer en un sitio durante mucho tiempo. Este se llama wanderlust y es una palabra en alemán que se refiere a un fuerte deseo de viajar constantemente.
Lo que vais a leer a continuación es información solo apta para los afectados por este fenómeno. Hemos encontrado el antídoto para saciar este ansia de salir de lo conocido. Se llama Waynabox y es una forma de viajar que se sale de lo común: pagas 150€ por un vuelo+hotel a un destino que no se desvela hasta dos días antes de que despegue tu avión ¿No es emocionante?
Hace poco yo descubrí que descubrí que era una viajeadicta la primera vez que utilicé Waynabox y aterricé en Dublín. La experiencia fue tan enriquecedora que decidí volver a repetir la experiencia pero esta vez, acompañada de una persona muy especial. Quería hacerle a mi pareja el mejor regalo de cumpleaños del mundo y cuando te das cuenta de que una persona lo tiene todo, lo único que queda es pensar en algo que nunca vaya a olvidar.
Quería que fuera un viaje sorpresa no solo para él, sino para mí. Seguí el mismo proceso que la última vez: seleccioné un viaje para dos desde Barcelona, el fin de semana de su cumpleaños (puedes elegir de viernes a domingo o de sábado a lunes) y reservé. Pensé que al hacerlo por segunda vez, estaría más inquieta pero me equivoqué. Durante esas semanas estaba hecha un manojo de nervios, me quedé sin uñas. Mi novio pensaba que le iba a llevar a una casa rural, a la playa o algo así pero no tenía ni idea de la que se avecinaba ¿Dónde iríamos? ¿A París? ¿Budapest? ¿Londres? ¿Ginebra?…
Dos días antes, llegó el mensaje deseado. La ciudad ganadora había sido…¡¡Roma!! Increíble, la verdadera ciudad del amor. Me sentí tentada de decírselo pero si aquello era una sorpresa, el secreto tenía que permanecer hasta el final. En el aeropuerto le vendé los ojos, le puse unas orejeras y entregué los billetes en el mostrador. A pesar de ser un buen lazarillo, notaba cómo sufría por no tener ni idea de la que se le venía encima. Ni siquiera le di tregua durante el vuelo ¡No podía descubrir dónde le llevaba!
Al llegar, pedí un taxi rumbo al Demetra Hotel, el lugar que Waynabox había preparado para ese fin de semana de ensueño. No podía ser mejor, cuatro estrellas y muy bien conectado con los monumentos más importantes. Después de cuatro horas de oscuridad, mi novio empezaba a enfadarse pero aún faltaba un último paso. Solté nuestras maletas en la gran habitación que nos habían asignado y pedí un taxi al Coliseo.
Al llegar, le quité la venda y las orejeras y se quedó alucinando. Creo que a día de hoy no se ha recuperado del shock. El resto del fin de semana fue genial. No me había dado mucho tiempo a preparar el viaje por aquello del componente sorpresa pero no hay nada mejor en esta vida que improvisar. Están los viajes a secas y los waynaviajes. De los primeros, recuerdas lo principal. Los segundos, lo recuerdas siempre.
Por cierto, si también os consideráis unos viajeros aventureros, Waynabox sortea una tarjeta regalo para dos con destino a la ciudad europea que el azar decida. Tan solo tienes que dar like a esta publicación, etiquetar a una persona que esté tan loca como tú como para acompañarte y dejarte llevar ¿Te atreves?
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